La Confederación Hidrográfica del Tajo está investigando quién es el responsable de los vertidos que contaminan el río Hurdano a su paso por la pedanía cacereña de Arrolobos, en la comarca de Las Hurdes. Sus vecinos llevan varios años quejándose del estado de las aguas y señalan que están casi negras y el olor es insoportable.

Le echan la culpa a los vertidos de residuos industriales de una fábrica de aderezo y envasado de aceitunas, concretamente Aceitunas Jairo, situada en Vegas de Coria, a pocos kilómetros de la población. Este problema no es nuevo, aseguran los residentes, pues lo llevan sufriendo desde "hace cuatro o cinco años, incluso se estuvieron recogiendo firmas ", pero sin efecto alguno, asegura Miguel Angel Domínguez, residente y alcalde pedáneo de Arrolobos, alquería de Caminomorisco. La contaminación se hace más visible y molesta durante los meses de verano, cuando la sequía deja muy bajo el nivel del río. "El agua está muy oscura, casi no se ve el fondo, huele fatal en esa zona y se pueden ver hasta peces muertos" durante algunos días de julio y agosto, afirma Domínguez.

MIEDO A CULTIVAR Además, los escasos 150 habitantes de la localidad no pueden bañarse durante la temporada estival, apenas queda pesca en los tres kilómetros de río que se ven más afectados y están preocupados por sus cultivos y el ganado. "Aquí la gente consume los alimentos de sus huertos y se riegan con el mismo agua que ya viene contaminada por los caños", explica Miguel Angel Domínguez. Tanto los vecinos de Arrolobos como el Ayuntamiento de Caminomorisco pusieron el problema en conocimiento del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil a principios de junio, aunque no cursaron ninguna denuncia formal. Efectivos del Seprona se desplazaron hasta el tramo de río afectado para recoger muestras de agua, pero los vecinos critican la escasez de información.

El Ayuntamiento de Caminomorisco intentó este verano ponerse en contacto tanto con el responsable de la fábrica señalada como responsables del vertido, y con el Ayuntamiento de Nuñomoral, del que depende la población de Vegas de Coria, donde se encuentra la aceitunera, pero sin obtener respuesta, según fuentes del consistorio.

NO HAY PRUEBAS Los vecinos culpan a la fábrica de aceitunas, pero aseguran que no pueden denunciar porque, de momento, no hay pruebas de que la industria vierta sus residuos al cauce.

Este periódico se puso en contacto con el dueño de Aceitunas Jairo, Julián Sánchez, quien aseguró que la empresa lleva casi treinta años operando y que los desagües de la fábrica van a parar a la red de desagüe municipal, que ya se han hecho varios análisis y que es el ayuntamiento quien debe notificarle que no puede verter a la red, algo que por el momento no ha sucedido.

Sin embargo, fuentes de la Confederación Hidrográfica del Tajo aseguraron que hay abierta una investigación al respecto desde el pasado junio, cuando se realizaron análisis pertinentes del agua. La Confederación confirmó, además, que existen agentes contaminantes en un tramo del río y que están "cursando los trámites para abrir un expediente sancionador" al responsable, pero hasta que la investigación no concluya no puede aportar más datos. No obstante, Aceitunas Jairo es la única industria aceitunera cuyas aguas van a parar al Río Hurdano.

Los residuos que normalmente generan las fábricas de aderezo de aceitunas son lejías y aguas de lavado, contaminantes líquidos para los que, según el Plan Integral de Residuos 2009 - 2015, la Junta autoriza la colocación de balsas impermeables para su eliminación por evaporación, evitando así que se viertan agentes tóxicos al medio ambiente. Sin embargo, no es la primera vez que se detecta que una empresa aceitunera se deshace de los materiales vertiendo directamente a las aguas.