El cierre de los establecimientos hosteleros y la disminución del consumo o, incluso, el abandono del hábito entre algunos fumadores durante el confinamiento, hicieron desplomarse las ventas de cajetillas de tabaco en Extremadura durante el pasado mes de abril. Cayeron un 28,4% en términos interanuales, de los 4,6 millones de cajetillas de veinte unidades despachadas en el 2019 a los 3,3 millones del 2020.

Este descenso corta la tendencia al alza que se había registrado en los primeros tres meses del año, incluido el de marzo, en el que pese a que ya incluyó dos semanas de cuarentena, se dejó notar posiblemente cierto efecto acopio por parte de los fumadores.

«Desde el año 2009 para acá arrastramos en torno a un 50% de bajada de las ventas, no porque la gente haya dejado de fumar, sino por el contrabando, que es nuestro mayor problema, pero ahora, hasta el estado de alarma, llevábamos unos cuantos meses subiendo», confirma Francisco Javier García, presidente de la Unión Provincial Expendedores de Tabaco de Badajoz. El cierre de los establecimientos hosteleros, que también se surten en los estancos, se ha traducido en un menor volumen de negocio en estas tiendas, aunque sí aumentase en muchos casos la afluencia en número de clientes a ellas, al asumir buena parte de las ventas que habitualmente se hacían en las máquinas de bares o de restaurantes.

De esta forma, en el primer cuatrimestre la compra de cigarrillos suma un descenso del 5,7% en Extremadura, de 16,72 millones de cajetillas en el 2019 a 15,77 millones.

A esta tendencia ha contribuido, además, una disminución de este hábito. Un 6,73% de los fumadores lo ha dejado y un 5,98% ha disminuido su consumo durante el confinamiento, una reducción que se ha producido especialmente entre estudiantes y población en paro o con situación laboral de ERTE. Es lo que revelan las conclusiones de una encuesta en la que han tomado parte el Ministerio de Sanidad, y el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo.

Por contra, en el caso de la picadura de liar, se ha contabilizado un crecimiento interanual del 15,7% entre enero y abril, aumentando de 36.628 a 42.391 kilos. «Se ha vendido mucha picadura sobre todo porque el contrabando ha sido mucho menor», al no poder transportarse el producto ilegal «con la misma facilidad con la que se hace «cuando la situación es normal». Ahora, «cuando la cosa se normalice, la picadura volverá a bajar», augura Garcia.

Marzo cerró todavía con un incremento en la venta de cajetillas, que fue del 4% en comparación al tercer mes del 2019. «Hubo quien hizo acopio, que se llevaba un cartón para no quedarse sin tabaco, pero también el que acumulaba porque compraba dos o tres veces al día para poder salir de casa».

La reapertura progresiva de los locales de hostelería en las últimas semanas está de nuevo impulsando la comercialización en las expendedurías. «Ya se nota más que la gente está saliendo a la calle y que se sienta en las terrazas», señala el presidente del colectivo de estanqueros pacenses