Alfonso García Cabañas es el titular de la consulta número seis del centro de salud Urbano II (San Luis) de Mérida. Sin embargo, quien está trabajando allí estos días es Alberto Barneto, uno de los 122 médicos que se han prestado voluntarios este verano para pasar consulta por la tarde. El objetivo de esta nueva medida implantada por el Servicio Extremeño de Salud (SES) es suplir las bajas laborales o vacacionales de otros facultativos. En total, se han planificado 358 consultas vespertinas para este periodo estival.

Los voluntarios percibirán una compensación económica por ampliar su jornada regular, pero cuando Barneto aceptó llevar a cabo este trabajo, su mente no estaba pensando en el dinero que recibiría por ello. «Actualmente ocupo un cargo técnico, y pasar consultas de tarde me permite hacer labor asistencial, que es lo que más me gusta de la medicina», manifiesta. Este voluntario sanitario trabaja en el Hospital de Mérida como técnico adscrito a la dirección de Atención Primaria, un puesto que da apoyo técnico en temas de gestión de reclamaciones o de análisis de indicadores de calidad, entre otros. A su juicio, las diferencias entre atender por la mañana o por la tarde son mínimas.

Es cierto que otros profesionales sanitarios como los enfermeros no amplían en verano su jornada al horario vespertino. Sin embargo, esto no supone un problema a la hora de desarrollar su labor de forma normal. «Cuando necesitamos algún servicio que nos tenga que dar el personal de enfermería, se lo pedimos a los enfermeros que están haciendo el turno de atención continuada. En principio, no se necesita personal sanitario porque el resto de prestaciones son programadas y se pueden demorar al día siguiente», comenta.

En el caso del ambulatorio Urbano II, las consultas de tarde solo estarán disponibles durante la segunda quincena de julio. El motivo es que se debe cumplir un requisito mínimo de ausencia (un 33% del personal, concretamente) para poder establecer este turno excepcional. Ayer solo había dos médicos en este centro, el de guardia y el propio Barneto, por lo que este diario no pudo consultar la opinión de otros facultativos. No obstante, a Barneto le consta que el resto de compañeros opina como él: «La verdad es que las consultas de tarde no se llevan del todo mal. El sentir general de los profesionales malo no es, desde luego». Estas consultas se encuentran ya predefinidas por parte de la Dirección General, pero son los propios médicos quienes luego se organizan entre ellos. En su caso, pasará nueve días trabajando de cuatro a ocho de la tarde y atenderá a una media de 40 pacientes por jornada. De hecho, el facultativo afirma que las agendas vespertinas se encuentran prácticamente llenas y que incluso ya ha realizado varios avisos a domicilio.

Vocación

Esta carga adicional no supone para Barneto ningún inconveniente, ya que lo suyo es pura vocación. No hay que olvidar que por las mañanas sigue teniendo que atender su empleo habitual, pero es que también realiza colectas para el banco de sangre y guardias voluntarias en las urgencias del hospital y en el centro de salud Urbano I. Además, ya ha tenido experiencia a la hora de pasar consultas de tarde. Recuerda haberlo hecho junto con su tutor en el año 2005, cuando era residente de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria. Por aquel entonces, existían las llamadas jornadas deslizantes, que se llevaban a cabo entre las once de la mañana y las ocho de la tarde. No sabe por qué se eliminaron, pero cree que una medida que facilite la accesibilidad al sistema por parte de los usuarios siempre será bienvenida por todos.