El virus zika no se ha descubierto recientemente. Se aisló por primera vez en 1947, pero con los movimientos de las poblaciones que tienen que ver con su vector, el mosquito aedes aegypti, aumentó su frecuencia en países de América Central, del Sur y el Caribe entre el 2014 y el 2015. Debido a ello, todos los servicios regionales de salud de España, coordinados por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, pusieron en marcha una estrategia para el control, la detección y el seguimiento de los pacientes que pudiesen estar infectados de zika. Desde ese momento se establecieron recomendaciones para todas las comunidades autónomas con los objetivos de que España continúe sin el mosquito transmisor, como así es, y se extreme el control en las embarazadas con antecedentes epidemiológicos por las consecuencias que la infección produce en los fetos. Así se pretende detectar con antelación las consecuencias de la infección en cuanto a las malformaciones que pueda producir este virus.