Podría ser un año excepcional para el sector del corcho pero asumen que se cerrará con pérdidas en las que la única duda radica en saber hasta qué punto lo serán. En el sector aventuran que la caída del consumo del principal derivado en la región, el tapón de corcho, acarrearrá pérdidas de entre el 10% y el 30% como consecuencia del parón en la hostelería. En qué punto de esa horquilla se detiene el contador de aquí a final de año es lo que queda por ver, en función de cómo vayan evolucionando las condiciones económicas y sanitarias derivadas de la crisis del covid-19.

La campaña del corcho contaba con todos los elementos para que se desarrollara sin sobresaltos, al menos desde el punto de vista técnico: la climatologísa había beneficiado que los árboles lleguen en buenas condiciones y también que en el momento de la extracción el corcho ‘se dé’, que se pueda despegar son facilidad del árbol sin causar heridas que provocarán adherencias en años sucesivos. Junto a eso, la climatología adversa del año pasado (con una primavera muy seca y mucho calor) provocó justo el efecto contrario y motivó que el 20% de la producción se quedara en el árbol, con lo que podía sacarse también este año. Además, el 2020 llega al punto más favorable del ciclo de saca: en Extremadura la capa de corcho se retira cada nueve o diez años años, con lo que las campañas están condicionadas por el volumen de árboles que alcanzan ese punto. El que corresponde a este año está entre los más voluminosos, mientras el que tocó en 2018, por ejemplo, es el más corto. El promedio que cabe esperar para esta campaña ronda las 23.000 toneladas.

Luces y sombras

«Todo apunta a una saca buena, porque el volumen es significativamente mayor al que tocaría por su ciclo, la climatología está permitiendo que la actividad se lleve a cabo sin problemas y la incidencia del covid no está afectando a los trabajos», señala el presidente del clúster del Corcho de Extremadura-Agrupación Sanvicenteña de Empresarios del Corcho (Asecor), Joaquín Herreros de Tejada.

El problema es la salida que se podrá dar a la producción de este año, porque una parte de los clientes han estado dos meses parados en todo el mundo y son el cliente mas importante para el sector del corcho extremeño.

La mayor parte del corcho que se extrae en las 250.000 hectáreas de alcornocales que hay en la región se destina a la fabricación de tapones. Pero el canal horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) se ha caído como consecuencia del coronavirus y son los principales espacios en los que se consume el vino en botella. «Se ha incrementado en algunos casos el consumo de vino a través de la gran distribución, pero en nunca va a alcanzar los niveles del canal horeca», razona Herrero de Tejada. Como consecuencia directa, el consumo del tapón de corcho ha caído entre un 20% y un 30% y el horizonte genera dudas en cuanto a qué pasará en lo que queda del año y si se podrá recuperar aún parte del terreno perdido.

«Queremos pensar que habrá una situación más cercana a la normalidad, pero el camino que queda en los próximos meses va a ser muy crítico. Va a determinar si la pérdida del año va a ser al final del 10% o del 35%», señala el presidente del clúster del corcho. La sensación en el sector es que mientras se mantengan las resrticciones de aforo en la hostelería será difícil recuperar la normalidad en las ventas.

Motor de empleo

El corcho tiene en la región grandes zonas productoras donde esta actividad constituye un importante motor para el empleo. La campaña de ‘la saca’ genera alrededor de 30.000 jornales cada año y la industria extremeña del corcho aporta 600 empleos directos y un volumen similar de empleos indirectos en las empresas auxiliares. Junto a eso, el corcho es uno de los productos que más aportan a la cuenta de exportaciones de la región con unos 175 millones de euros al año. Cómo se comportará este año es una de las grandes incógnitas. «Las exportaciones se están llevando a cabo con normalidad, pero no sabemos cómo va a evolucionar la paralización que se ha producido en las bodegas en los últimos meses», dice Herreros de Tejada. Portugal es el principal cliente del corcho sin elaborar, mientras que Italia, Francia, Estados Unidos y Chile, son los mercados más importantes del corcho manufacturado. H