Si tiene un hijo menor de edad, de 14 o 15 años, es probable que algún día acabe accediendo a una casa de apuestas, tanto física como a través de internet. Así se desprende de un estudio elaborado por la Asociación Atabal, que revela que casi un 20% de los 4.121 jóvenes de 16 colegios e institutos de Educación Secundaria y Formación Profesional de Mérida y Badajoz encuestados confiesa que ha fracasado alguna vez en sus intentos de dejar el juego. No es una novedad que el juego puede crear adicción, pero sí es llamativo que cada vez esté teniendo más incidencia en los jóvenes.

‘Adicciones clásicas y emergentes: apuestas, drogas y tecnofilias’ es el nuevo trabajo editado por la Diputación de Badajoz con motivo de la celebración, hoy, del Día Mundial de la Salud. La publicación analiza las nuevas y viejas adicciones en los jóvenes y adolescentes, principalmente las referidas al consumo de alcohol y otras sustancias adictivas, drogas ilegales, el uso de las TIC y los juegos de azar. El equipo de Atabal que ha desarrollado el manual está compuesto por Carlos Barroso, Santiago Cambero, Eva Herculano, Peligros Folgado (presidenta de la asociación), Abraham Urbano y Alfonso Vázquez.

Folgado explica que el manual está hecho «para que sepamos cuáles son los perfiles, dentro de los jóvenes, de las adicciones». «Nos ayuda a saber por dónde están yendo y deben ir las intervenciones en prevención y tratamiento, que al final es lo que nos llegará a la asociación», afirma la presidenta, quien avanza que la campaña preventiva que desarrollan en los centros educativos se va a extender también a los padres.

El sociólogo Santiago Cambero destaca algunas de las conclusiones que se han extraído de los datos obtenidos a través de este estudio. Sobre los juegos de azar, indica que el 24% de los encuestados de 14 años asegura haber jugado en alguna ocasión. Además, se produce un aumento de la conducta de juego que llega a su punto máximo al cumplir la mayoría de edad, donde casi la mitad de los encuestados afirma haber jugado en alguna ocasión. En la práctica de los juegos de azar, existe un predominio del sexo masculino con respecto al femenino.

En relación al consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias adictivas, lo más llamativo es que los jóvenes comienzan a beber entre los 14 y 15 años. Aproximadamente la mitad de los menores de edad afirma no haber consumido nunca ni cerveza ni vino, pero estos mismos aseguran en un 65% sí haber consumido, al menos en una ocasión a lo largo de su vida, una copa de alcohol de alta graduación, siendo igualmente menores de edad. En cuanto al tabaco, solo el 56% de los encuestados manifiesta no haber fumado, y la edad de inicio para probarlo se sitúa entre los 13 y 14 años. «Los jóvenes hacen lo que aprenden en el hogar, porque de alguna manera sus progenitores sí que tienen una cierta tolerancia con respecto al consumo de alcohol y tabaco», sostiene Cambero.

drogas y tranquilizantes // Más de un 20% de los encuestados afirma haber probado la marihuana o el hachís en algún momento de su vida, que es la droga ilegal más consumida por parte de los jóvenes y adolescentes. En esta línea, Cambero quiere poner el acento en «el incremento progesivo de consumo de tranquilizantes y sedantes sin indicación médica entre los adolescentes y jóvenes, que viene a reflejar esa tendencia social en cuanto al abuso de estos psicofármacos en cualquier etapa de la vida». «Empezamos a vivir en una sociedad narcotizada en la que queremos prevenir, de manera anticipada, cualquier tipo de sufrimiento o malestar, ya sea físico o psíquico. Parece que la pastilla es la solución que calma nuestra ansiedad y el estrés», subraya el sociólogo. A su juicio, es importante que los adultos y progenitores «sean conscientes de que hay un riesgo con respecto al consumo de tranquilizantes y sedantes entre la población más joven».