Cuatro de cada diez hipotecas formalizadas en la comunidad autónoma en el último trimestre del 2020 se suscribieron a tipo fijo. Esa proporción multiplica por ocho la del mismo periodo del 2015, cuando era de menos del 5%, de acuerdo a la serie de datos estadísticos del Colegio de Registradores de la Propiedad. Y eso a pesar de que en la región el peso que tienen estos créditos sigue siendo muy inferior al nacional, donde en el conjunto del año pasado ya superaron en número de operaciones a los de coste variable, con un 53,1% del total, frente al 35,3% que se promedió en Extremadura, que fue la región española donde sumaron un menor porcentaje.

Elegir entre una y otra modalidad depende en buena medida de las circunstancias personales de cada cliente. Con este punto de partida, lo cierto es que un euríbor, principal índice de referencia para las hipotecas españolas, moviéndose en mínimos históricos hace que tener la hipoteca a tipo variable permita a día de hoy reducir sensiblemente las cuotas mensuales. La cuestión es por cuánto se va a prolongar esta coyuntura, algo que es toda una incógnita, más tras la crisis desencadenada con la irrupción de la pandemia. En este sentido, las ventajas de los productos a tipo fijo son, de una parte, la estabilidad en los pagos; de otra, que estas hipotecas están también más baratas que nunca. Los nuevos créditos hipotecarios formalizados a tipo de interés fijo presentaron una cuantía media del 2,4% en el trimestre final del 2020 en España, igualando el mínimo histórico alcanzado en el anterior. Para la contratación a tipo variable se obtuvo un importe medio del 2,06%, con un auge intertrimestral de 0,01 puntos porcentuales. En ambos casos, el precio de los créditos en Extremadura fue superior, 2,43% para los a tipo fijo y 2,27% para los variables.

Lo «previsible» es que esta tendencia al alza de las hipotecas fijas continúe en los próximos trimestres, prevén los registradores en su último boletín estadístico, «en la medida que aportan una mayor seguridad al deudor como consecuencia de conocer las cuantías de sus pagos periódicos, debiendo pagar un precio más elevado por la financiación hipotecaria, pero con un escaso diferencial con respecto a los créditos hipotecarios a tipo variable», se arguye.

Tampoco hay que dejar de lado que resultan una opción igualmente atractiva para las entidades financieras, al permitirles obtener unos mayores ingresos mientras el precio del dinero sigue en negativo, lo que les está llevando a potenciar más significativamente su comercialización.