Doble de solidaridad y compromiso". Este es el único requisito que los aspirantes a convertirse en padres adoptivos necesitan para obtener la tutela de un menor con características especiales, es decir, mayor de seis años, perteneciente a un grupo de hermanos o discapacitado. Así lo explica la directora general de Infancia y Familia de la Junta, Nuria Sánchez Villa, que indica que desde el 2005 se han entregado 89 niños en preadopción, de los que 36 (aproximadamente, el 40%) se incluyen en el apartado de los que precisan atención especial.

"Esta categoría incluye muchos tipos de casos diferentes, desde los niños que presentan una enfermedad crónica (cardiopatía, problemas renales...) p una discapacidad (retraso mental, síndrome de Down, problemas de movilidad...) a los que pertenecen a un grupo de hermanos (que intentamos no separar) o cuentan con más de seis años, puesto que a partir de esta edad hay más dificultades para encontrar familias adoptivas", explica la responsable de Infancia y Familia. Según detalla, no hay ningún requisito específico para acceder a este tipo de adopción y, además, cuando los aspirantes muestran su disposición a acoger un menor con características especiales "el proceso se acelera, ya que la lista de espera es menor".

Sin embargo, que la cifra de adopciones de este tipo solo suponga el 40% del total no significa que haya menos casos, sino que "es más difícil encontrar familias dispuestas a llevar a cabo estos procesos", especifica Sánchez Villa. En todo caso, aclara que los responsables de Infancia y Familia "buscan una familia para cada niño y no al contrario" y reconoce que dar este paso supone un plus con respecto a una adopción normal "en reflexión, en compromiso, incluso, aunque suene un poco cursi, en capacidad de amar", comenta la directora general.

PROCESO SIMILAR En cuanto a las particularidades del proceso, la adopción de menores con características especiales no presenta diferencias reseñables con el resto de procedimientos de este tipo. No obstante, los técnicos de la Junta sí que realizan un seguimiento posterior más intenso (contactan con la familia cada 15 días en vez de cada dos meses, por ejemplo) del proceso de adaptación, para comprobar si se desarrolla del modo adecuado. "En principio, puede ser más problemático, por las dificultades que presentan los menores, pero no siempre es así", señala Sánchez Villa.

Actualmente, 361 menores viven en centros de acogida de Extremadura y casi un centenar están en los centros de acogida de la región. De todos ellos, unos 15 presentan características especiales y podrían ser adoptados. Además, 291 han sido acogidos por familias, en un régimen que la Junta de Extremadura pretende fomentar en el futuro. "La Convención de la Haya fija que lo mejor para un niño es estar con su familia y este es el criterio por el que nos regimos la mayoría de los que trabajamos en este ámbito", indica la responsable de Infancia y Familia, "y esta es una gran opción para cuidar, por ejemplo, a los menores de los que no pueden ocuparse sus familias hasta que se normaliza su situación".