Sin el paraguas de la ayuda directa ligada a la producción, el tabaco extremeño --y en general el tabaco europeo-- ha entrado de lleno en el mercado internacional. Este paso ha supuesto una pérdida de competitividad en cuanto a precio, porque durante el periodo en el que el agricultor ha recibido la subvención de Bruselas ha vendido su tabaco de la variedad Virginia a un euro por kilo e incluso menos, mientras que ahora lo está haciendo por encima de los dos euros --según los datos de la última campaña--.

Frente a esto, hay grandes potencias productoras a nivel mundial (China, Brasil, India, Malawi) que comercializan su tabaco a precios más bajos, dado que tienen costes de producción más bajo. Brasil, por ejemplo, produjo durante el 2010 unos 120 millones de kilos de tabaco (frente a los poco más de 35 millones de España), con un coste medio para el agricultor de 0,94 dólares por kilo (es decir, 0,68 euros, frente a los cerca de 3,10 euros que le cuesta al tabaquero español) y lo sacó al mercado a un precio medio de venta a las transformadoras de 1,17 dólares por kilo (0,85 euros, frente a los 2,30-2,40 euros abonados en la última campaña en la región).