La decisión está tomada. Los cuatro alumnos de 1º de Infantil que no tienen plaza en el único colegio público de Fuente de Cantos tienen que escolarizarse en el centro concertado de la localidad. Los padres de los menores se concentaron ayer en Mérida para pedir a la Consejería de Educación que les deje matricular a sus hijos en la enseñanza pública. Señalan que no tienen nada en contra de la concertada, «si incluso hemos estudiado en ese centro», asegura una de las madres. El problema, apuntan, son dos servicios que ellos consideran básicos: el aula matinal y el comedor escolar. El colegio público sí tiene ambos, pero el concertado no. «Y al final para que la Junta pueda apoyar al centro concertado nosotros nos quedamos sin poder conciliar nuestra vida familiar y laboral», denuncian los padres. Y así se lo transmitieron ayer al secretario general de Educación, Rafael Rodríguez de la Cruz, en una reunión en la que la consejería se ha comprometido a buscar una solución para que puedan tener los servicios que los padres demandan, «aunque no se puesto ninguna alternativa sobre la mesa».

Rodríguez de la Cruz aseguró a las familias que la libertad de centro «no es ilimitada», sino que está supeditada a la competencia planificadora de la Administración, que debe cumplir las ratios establecidas por ley y «optimizar» los recursos públicos. La ratio está fijada en 25 alumnos por aula y el colegio público ha recibido 29 solicitudes. La opción del desdoble dejaría una ratio de 14 y 15 alumnos por clase, «muy por debajo de lo establecido como general». Los padres insisten en que esa será la ratio del centro concertado, que ha recibido 10 solicitudes a las que se sumarán la de los cuatro niños a los que obligan a acudir a este colegio. La apuesta de Educación es que el centro concertado -gestionado históricamente por una congregación religiosa y, desde el pasado curso, por un grupo de docentes constituidos en cooperativa- remonte tras la «amenaza de cierre definitivo» y que el municipio siga teniendo dos colegios.