Curiosamente, el juego tiene un origen romántico. Bridge , puente en inglés "a la amistad". Al contrario que el resto de disciplinas de cartas en el que la suerte al barajar o al coger las manos es decisiva, el bridge elimina el parámetro de la casualidad y deja a la lógica como principal protagonista de la partida. "En el bridge no existe el azar", apunta Jean Denis Carrasco. "Si tocan malas cartas, todas las parejas similares tednrán las mismas malas cartas", matiza. La clave es "el dominio de la mente". Y justo es esa cuestión es la que atrae al aficionado a este deporte de mesa que aunque poco conocido en España, tiene un recorrido más que longevo --data del siglo XVI--.

Carrasco detalla que el bridge formenta una serie de valores como "el afán de logro, el espíritu de competición, la capacidad deductiva, la aritmética mental y la disciplina". Además tiene varias modalidades, una de ellas en parejas, por lo que también fomenta "el compañerismo y el trabajo en equipo". El material necesario para jugar no es difícil de encontrar. Una baraja francesa y tiempo para pensar. Asegura que está adaptado par atodas las edades porque tiene un "conjunto de reglas codificadas y aceptadas mundialmente". De hecho, el aficionado acota que en países europeos y americanos, las universidades imparten el bridge como enseñanza y "dan créditos a los que lo practican porque entienden que han aprendido a decidir y a compartir".

En la actualidad, Carrasco estima que en el mundo más de 80 millones de aficionados practican el juego y más de 125 países cuentan "con una organización nacional que regula casi un millón de federados". En el caso de España, cuenta con menos de 10.000 federados --aunque practican el deporte de mesa casi 50.000--.