No solo es el premio, ni la ilusión, ni el reintegro. Por mucho que suene a anuncio, la labor social que cumple la ONCE va mucho más allá de una retribución económica vinculada a una combinación ganadora. Así lo confirma Enrique Flores, un vendedor cacereño de los de toda la vida, que regenta durante la semana uno de los kioskos de esta organización en la Avenida de España. "Si por algún motivo pierdes mucha visión o incluso te quedas ciego, la ONCE te proporciona un monitor que te enseña a valerte por ti mismo y si tu hijo nace con deficiencia visual, te apoya para mejorar su formación".

Estos son algunos de los servicios que lleva a cabo esta organización especializada en la integración de todo tipo de discapacitados, pero sobre todo visuales. Tanto estas como otras prestaciones similares podrían verse perjudicados por la reducción de las ventas del cupón (el más afectado por la crisis, según Enrique) y el resto de juegos de azar. "Estamos muy preocupados, porque muchas familias y muchas personas necesitadas viven de la ONCE. ¿Quién dice que no puede pasarnos como a la construcción", alega el vendedor cacereño. En este sentido, Enrique todavía se siente afortunado porque su resto de visión le permite defenderse, "pero hay compañeros que tienen muchas dificultades".