Natural de Cadalso, Enrique García Pérez, de 56 años, es un industrial hostelero que marchó a hacer el servicio militar al País Vasco y decidió quedarse y formar una familia. Actualmente preside la Federación de Asociaciones Extremeñas de Euskadi, que aglutina a 3.500 socios.

--Acaban de cumplirse nueve años desde que fue elegido para presidir la federación de Euskadi. ¿Qué balance puede hacer?

--Creo que no ha sido malo. Todas las actividades han superado con creces las expectativas. Creo además que hemos dado una buena imagen de lo extremeño, para lo cual hemos hecho una página web; estamos en todas las redes sociales, con un buen número de simpatizantes; tenemos una base de datos con más de 3.000 correos electrónicos, a los cuales se les mandan todas y cada una de nuestras actividades. Nos hemos abierto a todos los organismos oficiales, con los que en algunos casos no había relación alguna. Creemos que somos conocidos y reconocidos en toda Euskadi, pero aún así nos duele cuando todavía que algunos, y no precisamente de Euskadi, nos dicen que no conocen nuestros actos.

--¿Qué proyectos tienen para el futuro?

--Estamos trabajando para que no haya muchos cambios, pero creo que los tiempos que estamos atravesando y la forma de trabajar del Consejo de Comunidades Extremeñas en el Exterior, y el interés que tienen en todo lo relacionado con los extremeños en el exterior, nos da a entender que en cuanto a las federaciones, puede cambiar mucho. No tenemos el mismo apoyo a nivel de trabajo al no tener administrativo; habrá que recortar muchas actividades o, incluso, como hemos hecho en los últimos dos años, no hacerlas, pudiendo llegar al pasotismo de si no recibo, no participo. Prueba de ello es que si se pretende que las actividades lleguen a un entorno más grande es por el tema publicitario. Las asociaciones tienen menos problemas en cuanto a subsistencia, ya que tienen en su mayoría locales propios y los pueden transformar en 'Txocos'.

--¿Qué le empujó a presentarse a la presidencia de la federación?

--La verdad es que nunca me planteé presentarme a presidente. Simplemente fue que el anterior presidente ya llevaba 16 años en el cargo y quería dejarlo; se encontraba cansado de tanto trajín, y no había nadie que quisiese ser. Y con unas condiciones que yo creía idóneas a nivel de Directiva y de Permanente, acepté. La verdad es que no me arrepiento de ello pero las circunstancias ahora mismo me están desbordando. No hay colaboración o es escasa por parte del Gobierno de Extremadura. Esto hace que las mismas asociaciones colaboren poco o en algunos casos nada, y todo está supeditado a un esfuerzo anormal en mi persona, que me esta llevando a plantearme el abandono.

--Pero también tendrá una parte gratificante...

--Depende como se mire. Si es por los sacrificios que este cargo conlleva, no. Solo le puedo decir que yo en estos años habré hecho casi 60.000 kilómetros con el coche para desplazamientos por todas las asociaciones de extremeños, a Madrid, a Mérida, a Barcelona, etcétera; que un fin de semana sí y otro también no como con la familia; sin contar las horas que se le mete a este trabajo y más desde que no tenemos administrativo. Pero si es por que te hace recordar cuando en tus años jóvenes estabas en Extremadura; en pensar que sirves para algo por tu tierra, en que la imagen que das de tu tierra se vea reflejada lo mejor posible, sí es gratificante. Además, te sirve para conocer paisanos, y lo que con más orgullo he hecho ha sido llevar la Medalla de Extremadura representando a todos los emigrantes del mundo.

--¿Cómo definiría la situación actual de la emigración en el País Vasco y el papel que los hogares extremeños juegan en esa zona?

--Desde luego la emigración extremeña ahora es casi una privilegiada si nos fijamos en la que está llegando. Ya se va haciendo mayor y por ende hay mucho jubilado que tiene su casita aquí y en el pueblo, y no viven mal. Sin embargo, también hay otros que si no fuese por las asociaciones es posible que no hubiesen vuelto jamás a su tierra. Las asociaciones de extremeños en esta zona, como en el resto del mundo, son y han sido fundamentales para que nuestra región fuera y sea conocida y reconocida. Antes todo el mundo pensaba que Extremadura era una tierra seca, eran Las Hurdes de Buñuel, aunque hoy también hay alguno que piensa que somos Puerto Hurraco. Sin embargo, a las pruebas me remito: como está Extremadura en Semana Santa, o en otras épocas. Cuánta gente se desplaza a conocerla. Ahí es donde nosotros hemos sido leales, en ese boca a boca para que se conozca.

--Han recibido la visita del presidente Monago varias veces. ¿Cuáles fueron las principales peticiones que la Faede le planteó?

--Lo primero que se nos dijo fue algo que nos costó mucho asimilar, porque tras conseguir depender de Presidencia, nos desubicaban para llevarnos a Sanidad y Política Social, con unos compromisos de que todo iba a seguir igual o incluso mejor. La verdad es que hubo buenas palabras, sin embargo fuimos traicionados. Preguntamos si iba a seguir habiendo subvenciones para poder seguir trabajando o las suspendíamos y nos dijeron que sí. A día de hoy, lo que fue un compromiso, que está incluso firmado, no se ha cumplido, aunque no lo descartamos. Seguimos con el siguiente año y prácticamente se ha descabezado todo el entramado de las asociaciones de extremeños en el exterior, quitando los Servicios de Orientación, echándonos a las federaciones a la calle, sin apoyo de ninguna clase, quitando las ayudas a los grupos culturales para que pudiesen salir y proyectarse fuera de Extremadura. Casi ha desaparecido el Consejo de Comunidades de Extremeños en el Exterior, ya que o no se reúne o lo hace poco y no hace nada; quitándonos más del 76% de las ayudas que teníamos, con la justificación de la crisis y no dándose cuenta que tenían oficinas de turismo a un bajo coste o a nada en algunos casos. Hasta ahora solo hemos conseguido buenas palabras, pero estamos en la más absoluta de las miserias, y si no fuera por la ilusión y el apoyo de otras instituciones, no existiríamos.

--¿Cómo les afecta la nueva ley de subvenciones?

--Podemos decir que el primer año se pasó de ello, y que el segundo se nos ha tratado como si fuésemos delincuentes, con una ley que encima de ser escasa, nos considera unos espectros, no dándose cuenta de que la mayoría fuimos obreros del campo y analfabetos; que aprendimos lo que aprendimos y casi sin ir a la escuela, aunque no sea mi caso. Pero parece que no se han dado cuenta y en el tercer año, poco se quiere cambiar. Las mismas federaciones y asociaciones se están planteando, de seguir así, romper todos los lazos con Extremadura. Aquí tienen oficinas gratis para todo y cuando decimos para todos, nos acordamos de los empresarios que vienen a los locales a vender o presentar sus productos sin que se les cobre nada.

--¿Regresaría a Extremadura?

--¿Por qué no iba a regresar? Igual no por tiempo indefinido, por los temas familiares, pero sí a temporadas, ya que tengo a toda mi familia allí. Extremadura es ahora distinta. Recorrerla de norte a sur, ahora significa dos horas de carretera, y antes dos días. Aunque es cierto que hemos vivido una época bastante boyante, hoy ya no sé. Se aprovechó para hacer muchas y buenas infraestructuras. Pero también veo, que si la situación actual no cambia, los extremeños una vez más saldrán de Extremadura, con la diferencia de que entonces, años 50 al 70, se salía de una guerra civil y una guerra mundial y había mucho que hacer. Hoy no, la maquinaria y las nuevas tecnologías han desplazado a las personas, y hemos reinventado poco.