Es indignante todo lo que está pasando en España, hay casos de corrupción hasta debajo de las piedras". En el arranque de esta carta enviada a EL PERIODICO, José Manuel Méndez, vecino de Plasencia, resume lo que muchos ciudadanos están pensando en los últimos días, y meses, en los que se están conociendo relevantes datos relacionados con casos de corrupción en diferentes instancias políticas e institucionales.

"Afecta a todos los partidos, no entiende de colores ni de ideologías, y también a otros sectores, como la justicia o hasta la cultura", advierte Paco Báez, comunicador de Mérida. "Pero aquí sí se puede generalizar, yo no digo que todos los políticos sean corruptos, pero sí la generalidad, por acción u omisión", opina Juan Antonio Doncel, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Extremadura (Uex).

De las crecientes dosis de indignación, se abre la puerta a la autocrítica --"nosotros hemos puesto a esas personas en sus cargos, por tanto, también somos culpables", avisa Méndez-- y a las nuevas propuestas, como la de César Marcianes, trabajador de una oenegé y miembro de la Cumbre Social de Extremadura (un movimiento surgido en todo el país contra los recortes), que aboga por abrir "un nuevo proceso constituyente". También Domingo Barbolla, sociólogo de la Uex, detecta este tipo de inquietud: "Por primera vez, hablando por ejemplo con unos amigos de la corrupción, se empieza a plantear la necesidad de cambiar el modelo de democracia".

"QUE PENA DE PAIS Los casos de corrupción que generan innumerables expresiones de indignación por parte de los ciudadanos se producen en una época de grave crisis económica que está provocando recortes en los servicios públicos. "¡Qué pena de país!", cerraba su comentario en la web de EL PERIODICO un lector identificado como Bonifacio Barriga, que criticaba que los políticos pretendieran hacer creer a la población que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", cuando son ellos los que, a su juicio, "sí que han robado por encima de las posibilidades de España".

"¡¡¡Esto da miedo!!! Cómo para fiarse de la casta política", inicia su tribuna de opinión Rubén Paredes, un joven historiador procedente del municipio cacereño de Madrigalejo, en esta misma página. Se lamenta que los políticos continúen tirando del "y tú más", ante los escandalosos casos de corrupción que surgen de uno y otro lado, con la presunta financiación irregular del PP o el caso de la falsa columnista de la Fundación Ideas del PSOE entre los más recientes. Y preocupa la falta de consecuencias: "Mientras la justicia la controlen los partidos políticos, que siga el saqueo de España", manifiesta un lector en la web de EL PERIODICO. "Mucho me temo que pasará lo peor, es decir, nada", reflexiona otro en este mismo foro.

TAMBIEN AUTOCRITICA Pero las actitudes censuradas no se limitan a los políticos, también miran hacia los propios ciudadanos. "Yo creo que los políticos son un reflejo de la sociedad y vivimos en una sociedad corrupta", comenta Méndez en su carta. "Hay que hacer autocrítica, quizá los ciudadanos cada vez hemos delegado más en los políticos y nos hemos olvidado de nuestro papel de control", advierte Marcianes, de la Cumbre Social.

Barbolla admite en ese sentido que el descrédito provocado por la corrupción no se limita a los políticos, sino que "alcanza a la propia democracia". "El hartazgo de la población empieza a generar una preocupación importante", proclama. Los medios de comunicación no se escapan de las críticas: "Ha habido una notable degradación en el papel de los medios en la formación de la opinión pública. Solo los escritos siguen controlando a los políticos", señala Doncel.

Para él, la regeneración del sistema precisa de una base social con una cultura que distinga claramente lo público de lo privado. "El dinero público tendría que ser sagrado", opina Méndez en su crítica misiva, pero advierte que "todos hacemos pequeñas corruptelas" y que "si vas de legal, te las dan todas". Por tanto, termina con una pregunta: "¿Hay alguien honrado en este país?"