Los ciudadanos extranjeros que llegan a Extremadura no lo tienen fácil para encontrar trabajo, según los testimonios recogidos por este periódico. Uno de ellos, Jorge A. Marroquín, llegó hace tres años a la región procedente de Perú y recuerda lo mal que lo pasó los primeros seis meses hasta que encontró trabajo dándose de alta como autónomo. "Nadie confía en uno nuevo", comenta, y "si eres inmigrantes, los requisitos que te piden para ser autónomo son mucho más difíciles que si eres español". Según su experiencia, "es casi imposible conseguirlo por tu cuenta, a menos que estés casado con una española", como es su caso (su mujer es de Mérida, donde ambos viven). Tras esas dificultades iniciales, dice estar muy "integrado y agradecido a todos los extremeños".

Esta misma situación la ha pasado Rodolfo F. D., un ciudadano brasileño que llegó a Extremadura hace diez años y que está casado con una ciudadana emeritense. En su caso, argumenta, el idioma --hablaba portugués-- fue un factor importante para no conseguir trabajo, al igual que no tener carnet de conducir. Ahora trabaja en la construcción, pero recuerda como el principio "nadie confiaba en mí".