Ha salido el sol y no dudan en sentarse en la terraza del bar. Acaban de visitar el Museo Vostell, en Malpartida de Cáceres, y, maravilladas, contemplan la imponente obra del artista alemán que preside la terraza en medio de un prado verde coloreado por las últimas lluvias.

Prácticamente en ese momento y a más de 5.000 kilómetros de distancia, en el Estado de New Hampshire, en la costa noreste de Estados Unidos, está cayendo una copiosa nevada. Lo atestiguan las fotos que sus familiares les han enviado por WhatsApp. Pero en Los Barruecos luce el sol por unas horas tras una semana en la que las precipitaciones no les han dado mucha tregua y que han aguado su visita a Monfragüe, el plan para hoy, su último día en Extremadura.

Las protagonistas son seis americanas jubiladas o casi: Loni, Judith, Nancy, Gillian, Cathy y Robin. Tienen entre 66 y 78 años de edad. La mayoría reside en New Hampshire -excepto Loni que procede de Florida- y la semana pasada llegaron a Cáceres, en lo que para casi todas es su primer viaje a España. Han venido de intercambio 13 días o mejor dicho a integrarse con familias cacereñas y conocer la cultura y la vida en la región desde dentro de un hogar, porque no está previsto a priori que esas familias les devuelvan la visita. Y eso precisamente es una de las cosas que más les está llamando la atención en estos días. «Es alucinante el cariño y la unión que hay entre las familias. Allí no hay tanta cercanía ni es tan común cuidar en casa a los más mayores», cuenta Judith.

Lisboa, Trujillo, Mérida y el 8M

A pesar del tiempo, la lluvia no ha cambiado el resto de sus planes. Llegaron a la región el 9 de marzo, con la resaca de la histórica manifestación feminista que les ha dejado huella -«nos encanta ver esto», dice Loni- y ya han visitado Lisboa, Trujillo, Mérida, Sevilla, Cáceres y mañana domingo se marchan a Madrid, donde recalarán dos días antes de viajar el martes de nuevo a New Hampshire.

Son mujeres comprometidas, feministas, demócratas, políticamente activas y liberales que han aparcado durante dos semanas sus rutinas para conocer Extremadura y empaparse de la cultura española. «Todo gracias a Carmen». A Carmen Durán, conocida como Curra. La embajadora de esta experiencia es una cacereña que llegó a Portsmouth, en el Estado de New Hampshire, hace 26 años y allí se instaló sin olvidarse nunca de su tierra. Hace diez años comenzó un programa de intercambio de estudiantes de 15 a 18 años entre un colegio estadounidense y el San Antonio de Cáceres y tras una década de experiencias exitosas, se le ocurrió hacer algo parecido pero con otra franja de edad. «La idea surgió porque una de mis mejores amigas allí, Sarah (hija de Nancy), me acompañó a Cáceres en algunos de los intercambios con los alumnos y quedó maravillada. Se lo contó a su madre, le metió el gusanillo y esta movilizó a su grupo de amigas», cuenta. Y Curra espera que esta solo sea la primera experiencia de intercambio de mayores y alcanzar los mismos éxitos que tiene la iniciativa entre los jóvenes.

«Es una experiencia totalmente recomendable», insiste Judith. «Extremadura is amazing». De hecho, más de una todavía no se ha ido y ya quiere volver. Para la otra parte, las familias que las acogen hasta mañana también está siendo muy enriquecedor. «Es una motivación. Me ha sorprendido la mentalidad tan abierta que tienen a esa edad, eso aquí no se ve. Son encantadoras y además practicas inglés», relata Juan Miguel Neila, que acoge en su casa a dos de ellas.

De su ruta por Extremadura cada uno destaca un lugar o un acontecimiento: el puente romano de Alcántara, la ciudad de Trujillo, la parte antigua de Cáceres, el teatro romano de Mérida o el show flamenco de Sevilla. «Ese momento me llegó al alma», cuenta Cathy, la única que chapurrea un poco de español. «Lo aprendió en un viaje a México», explica Juan Miguel.

Pero más allá de una foto, todas destacan la familiaridad de quienes las alojan en Cáceres, la naturaleza y la historia que se respira en cualquier rincón de la región. «No traía ninguna idea y me ha sorprendido todo, especialmente lo bonito que es el campo». Ah, y la comida: «cocido, queso, gazpacho, la paella de Juanmi, el aceite de oliva, el vino»... Pero además les sobrecoge las altas tasas de paro de Extremadura, especialmente sangrante para los jóvenes.

Desde Los Barruecos también se acuerdan de Trump y con ironía hasta piden perdón: «sorry for Trump». Ansían que abandone la Casablanca, por sus barbaridades, por alentar el racismo, el odio,... pero aún tendrán que esperar a que acabe su mandato. Eso sí, «los demócratas ya están subiendo en las primarias y en las próximas elecciones ganarán». A su juicio, EEUU es un país «machista», era difícil que ganara Hillary, una mujer que además no es muy querida, y Trump con sus promesas vacías engatusó a las clases más bajas del país.

Mientras esperan que caiga su presidente, estas seis americanas disfrutan de sus últimos días en España y recomiendan la experiencia del intercambio. «Con 70 años no se puede desaprovechar una oportunidad así».