Cuadrillas extremeñas protagonizan la saca de corcho en las dehesas salmantinas, ante la ausencia de personal cualificado para esta tarea en la provincia vecina, y será a Extremadura adonde llegue también la materia prima extraída para su transformación.

Es el caso de la cuadrilla que dirige la empresa de Antonio Arias, llegada desde el municipio pacense de Cordobilla de Lácara, que desde el pasado mes de junio se asentaron en la finca Dehesa Rabida de Ciudad Rodrigo (Salamanca), donde hay una gran mancha de alcornoques.

"La mano especializada no la podemos contratar en la provincia de Salamanca, ya que no hay personal que sepa sacar el corcho de los árboles y, por tanto, la mano cualificada tiene que venir desde Extremadura", ha explicado hoy a Efe el responsable.

La primera tarea la realizan varios expertos "sacadores de corcho", que se encargan de "dar varios trazos sobre el árbol para marcar la zona a extraer".

Lo hacen con unos hachas especiales, para no dañar al árbol, mediante "un hacha con curva de media luna".

Más tarde, comienza la extracción con varios puntos de rotura sobre la corteza.

Acto seguido se sacan lo que se conocen como "panas de corcho", que deben de ser lo más anchas posibles para que en la transformación se aproveche al máximo todo el corcho.

La segunda fase consiste en la selección del corcho, donde "varios operarios se encargan de ir seleccionando los bloques, en función del grosor".

"Esto es lo que determina que la plancha valga o no para hacer tapones", según Antonio Arias.

Si el grosor es de más de once líneas, es decir, más de 2,3 centímetros, entonces es válida para taponar botellas de vino e, incluso, para las fragancias.

Si es inferior a 2,3 centímetros, entonces el corcho tiene otras utilidades, como, por ejemplo, fabricar "las arandelas del tapón que lleva el champán".

Cuanto mejor sea el vino, el grosor del corcho será mayor.

De hecho, "los grandes vinos se embotellan con tapones de, al menos, 5,4 centímetros".

La mayor producción de corcho del país se encuentra en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, mientras que en Castilla y León las únicas provincias con poblaciones relevantes de alcornoques son Salamanca y Zamora, aunque "no es muy significativa".

En este 2010, el precio de los quintales de corcho -cada quintal equivale a 4 arrobas, es decir, 46 kilos- ha descendido mucho con respecto a otros años, debido a que en 2009 no fue rentable la extracción de corcho y "este año la producción se ha duplicado, en relación a un año normal".

El precio del quintal se ha pagado este año a precios que oscilan entre 25 y 65 euros, "la mitad que en un año normal".

Como en Castilla y León no existen industrias transformadoras de corcho, la materia prima extraída se transporta, por lo general a diferentes lugares de Extremadura.

El corcho extraído de la Dehesa Rabida se llevará hasta los cocederos de Cordobilla de Lácara y Hornachos (Badajoz), donde reposará varios meses hasta que esté bien curado.

Pasado este tiempo se vuelve a cocer, se escoge en función del calibre, diferenciándose un total de siete calidades, y se troquela, obteniendo el tapón.

Finalizado este proceso, su destino será, sobre todo, Portugal, aunque también las empresas mayoristas de las bodegas de La Rioja.

Sobre la amenaza para el corcho de los nuevos tapones de plástico que utilizan algunas bodegas, Antonio Arias ha asegurado que "esto no supone ningún problema, ya que el buen vino necesita las propiedades del tapón de corcho para que tenga un buen envejecimiento".