La lacra que no cesa. Una de las heridas abiertas de la sociedad actual. Continua habiendo prácticamente las mismas denuncias, así como las mismas mujeres que necesitan orden de protección. No hay mejoría con respecto a este grave problema. El Observatorio Contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) dio a conocer ayer los datos del primer trimestre de este año. Y las cifras dibujan una realidad en la que en Extremadura se producen cada día una media de seis denuncias por el maltrato machista. De este modo, a lo largo de los tres primeros meses de 2018 se han contabilizado un total de 610.

En cuanto a las órdenes de protección (un auxilio policial para evitar que el agresor o agresores, a veces es más de uno, ejerzan sobre la mujer violencia física o psicológica o pongan su vida en peligro), en el primer trimestre del año se han resuelto y adoptado 145 medidas, lo que significa que cada mes casi 50 mujeres necesitan este recurso para evitar volver a sufrir agresiones de cualquier tipo.

En ese mismo periodo también hubo 35 órdenes que se pidieron y fueron denegadas. Estas se valoran en función del nivel de riesgo tras una entrevista con la policía, que es la encargada de determinar cuál es la situación de peligro y si es necesario iniciar una protección.

DE CARÁCTER EXTREMO / Asimismo, a cierre de 2017, la Delegación del Gobierno tenía registrados 1.563 casos de malos tratos activos en la comunidad (920 en la provincia de Badajoz y 643 en la de Cáceres). Uno de ellos de carácter extremo (lo que implica que la vida de la mujer corre muy serio peligro). Pero además había otros siete de riesgo alto.

Además, habría que recordar que dentro la estadística general, en Extremadura hay 18 menores que están bajo auxilio policial. Y en muchos casos los agresores tampoco han cumplido la mayoría de edad.

Precisamente durante el pasado Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (que tiene lugar cada 25 de noviembre), desde la Consejería de Cultura e Igualdad de la Junta se lanzó una campaña focalizada en la población adolescente que llevaba por título Controlar no es amar.

Tal y como avisan las asociaciones que trabajan en este terreno y conocen las claves, la gravedad en edades tempranas reside en normalizar comportamientos como permitir el control del teléfono móvil o la forma de vestir, así como los celos enfermizos. Son consideradas pruebas de amor.