Buscan oro, plata, litio, volframio, estaño, piedras ornamentales, cinc,.... La riqueza del suelo extremeño siempre ha estado en el punto de mira y a lo largo de la historia los yacimientos de diversos metales y minerales industriales han sido explotados hasta la actualidad. La región llegó a tener la mayor minería de Europa de fosfatos, en Cáceres y Logrosán, pero ahora el sector explota básicamente rocas ornamentales y áridos aunque cuenta con más de un millar de indicios y antiguas minas metálicas inventariadas. «La minería metálica que siempre ha existido en Extremadura, al encontrarse esos elementos en otras regiones del mundo y poder obtenerse de forma más sencilla o económica, se desplazó a otros países con exigencias medioambientales y presiones menores. Así, Extremadura, a pesar de tener esos elementos se convertió en mera consumidora», explica Juan José Tejado, presidente de la Asociación Geológica de Extremadura.

El interés por abrir la mina de litio de Cáceres ha puesto el foco mediático en la riqueza geológica de la comunidad y especialmente en el potencial de la minería metálica.

LOS DATOS / En la actualidad, la Dirección General de Industria, Energía y Minas tiene concedidos un total de 84 permisos de investigación (34 en la provincia de Cáceres y 50 en la de Badajoz) a varias empresas nacionales e internacionales que están realizando estudios y trabajos de investigación sobre distintos recursos mineros en varios puntos de la comunidad. Además, la administración está tramitando otros 56 permisos para investigar y estudiar también la posibilidad de autorizar la explotación de otros 48 yacimientos en la comunidad, porque esto, la extracción con fines comerciales suele ser el fin último de las empresas que ponen sus ojos en los yacimientos extremeños.

Sin embargo, son pocas las que finalmente comienzan esas tareas. «Lo que está pasando ahora es que el precio de algunos metales ha subido en los mercados internacionales y hay determinados elementos de este tipo que son considerados estratégicos para Europa, por lo tanto lo que hacen esas empresas es posicionarse e investigar el potencial en la región en el caso de que esos metales no pudieran venir de otros países, como sucede ahora; pero lo que se está haciendo es investigar sobre el potencial que existe, como se ha hecho siempre», prosigue Tejado.

De hecho, hoy en día del total de permisos de investigación en marcha apenas hay unos pocos proyectos de minería metálica que podrían explotarse próximamente porque tienen los estudios sobre los recursos concluidos y podrían resultar. Es el caso de la mina de níquel de Aguablanca, en Monesterio, cuya declaración de impacto ambiental favorable permite la extracción subterránea pero que no está abierta en la actualidad; la mina de volframio La Parrilla, en el término de Almoharín, que está en estos momentos a la espera del estudio de impacto ambiental previo a la concesión de explotación y una mina de hierro y cobre en Alconchel, «que es posible que se ponga en funcionamiento a corto plazo». En esa fase final de investigación está también la mina de litio de Cáceres, cuya explotación solicitada por un grupo empresial batalla con un fuerte rechazo social y político. «Pero de ahí a que se pueda extraer hay un trecho largo», insiste el presidente de la asociación geológica. A estos proyectos, se suma el anunciado hace varios años por el grupo canadiense Eurotin interesado en reabrir la mina de estaño de Santa María, en Pedroso de Acim. Sin embargo y aunque la fase de investigación concluyó con resultados positivos, el proyecto fue perdiendo interés a medida que bajó el precio de este metal en el mercado y de momento no hay novedades al respecto: «la empresa paralizó el proyecto por falta de financiación», señalan desde la Consejería de Economía e Infraestructuras.

Mientras, varias empresas siguen estudiando el subsuelo extremeño. Según el Sistema de Información Geológico y Minero de Extremadura (SIGEO), Valoriza Minería tiene varios permisos en el sur de Badajoz, Mineral Exploration Network busca oro, antimonio y volframio en el área de Logrosán, plata, zinc y plomo entre Plasenzuela y Trujillo y también oro en la zona de La Codosera y Valencia de Alcántara, Matsa trabaja también en antiguas minas de estaño o niobio en Torrecilla de los Ángeles, Emerita Resources explora otro yacimiento en Casas de Don Pedro...

Los permisos de investigación minera, insiste Tejado, existen desde hace muchos años, se conceden por un plazo de tres años, según la ley de minas, y consisten básicamente en poner de manifiesto los recursos que existen en una zona determinada. «Casi todas las cuadrículas mineras de la región tienen propietarios. La ley de minas además exige hacer una serie de actividades y si no se realizan, esos permisos mineros caducan y cualquier persona tiene la posibilidad de pujar por ellos». ¿Por qué casi siempre hay una multinacional detrás? Básicamente porque «una explotación minera requiere grandes recursos y aunque exista un propietario de derecho minero local, al final las multinacionales son las que dominan los mercados internacionales y son a las que les interesa conocer los recursos mineros y tienen capacidad para entrar en esos mercados».