El obispo de Ávila, el extremeño José María Gil Tamayo, pidió ayer «no criminalizar» a todos los sacerdotes por los casos de pederastia, a la vez que señaló que «la mayoría de los casos de abusos se da en los ámbitos familiares», sin que a su juicio «nadie focalice» sobre ellos esta cuestión.

Gil Tamayo, que mantuvo ayer un desayuno informativo con los periodistas tras su ordenación episcopal el pasado 15 de diciembre, señaló que en este asunto la Iglesia está «empeñada en un trabajo serio», en el que «se prime a las víctimas» y «yendo con seriedad». «La urgencia no nos puede quitar de la seriedad y de ponerlo en un primer plano», argumentó el prelado, antes de apuntar que en esta dirección se está «trabajando en coordinación con la Santa Sede». Tras defender la necesidad de «pensar en las causas, en los remedios y en la prevención», poniendo el cuidado «de los más pequeños, débiles e indefensos en este sentido, para que tengan una vivencia en la Iglesia segura».

Por otra parte, el líder de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, Feliciano Miguel Rosendo da Silva, condenado a nueve años de prisión por un delito de abusos sexuales, defendió ayer de nuevo su inocencia y anunció que recurrirá la sentencia que lo envía a la cárcel. En una rueda de prensa, el líder de los Miguelianos, explicó que presentará un recurso de casación ante el Tribunal Supremo.