La ausencia de lluvias de este invierno ha afectado ya a un 90% de las hectáreas que la comunidad autónoma extremeña destina al cereal de secano, un cultivo en el que se prevé una producción ínfima si continúa la sequía durante las próximas semanas. Según explica el presidente de la organización agraria Coag Extremadura, Juan Moreno, la escasez de agua dificulta que el cereal brote en óptimas condiciones, con las repercusiones que tiene ya en un gran número de parcelas, y que aún pueden ser mayores si continúa sin llover.

Moreno afirma, además, que los mecanismos con los que cuenta hoy el cereal de secano, como por ejemplo el seguro integral de cereales, son herramientas inservibles para paliar este tipo de situaciones, pues «no sirven para compensar los costes de producción». Para Moreno es fundamental que llueva en los próximos días para lograr al menos mejores perspectivas, pues en caso contrario «la producción se dará casi por perdida», ya que no merecerán la pena los trabajos del campo. En este sentido, si la situación continúa así ni tan siquiera se pueden utilizar estos terrenos para que paste el ganado, ya que la Unión Europea (UE) obliga a que el cultivo se dedique en exclusiva a la cosecha.

Moreno ha recordado los problemas que sufre el cultivo del cereal durante los últimos años, pues salvo el pasado ejercicio, donde se logró una producción óptima, la tendencia ha sido a la baja debido a distintas circunstancias climatológicas. Esta situación hace que muchos agricultores se planteen sembrar cultivos alternativos, según manifiesta.

GANADERÍA / El máximo responsable de Coag en la comunidad ha afirmado que la escasez de precipitaciones durante el invierno también tiene sus consecuencias en el ámbito ganadero, con el aumento de la sobrealimentación y el incremento del precio de la paja. Moreno ha alertado de las repercusiones que tendrá ya la actual situación de sequía para la agricultura extremeña este año, pues en los cultivos de regadío, principalmente en tomate y maíz, se prevé que aumenten los costes de producción.

Por contra, en el olivar y la uva la principal preocupación es ahora que puedan producirse fenómenos meteorológicos adversos (por ejemplo heladas o tormentas) en los próximos 15 días que puedan dar al traste con los cultivos después de un invierno con temperaturas benignas.