Se levanta a las siete de la mañana, se asea, hace su cama, desayuna, coge la mochila y el bastón y sale de la residencia universitaria rumbo la facultad de Derecho. Empieza un nuevo día para Fátima Antúnez lleno de retos conocidos ya para ella, que afronta con ganas e ilusión, "aunque las cosas no son fáciles". "Si no me gustara estudiar no estaría aquí", dice. No le resulta fácil dejar su pueblo, Valverde de Leganés, a su familia y empezar en una ciudad que no conoce, Cáceres, y tampoco adaptarse a una enseñanza pensada en principio para personas sin discapacidad. Pero las dificultades están para superarlas y de esto Fátima sabe bastante.

Perdió la visión del ojo izquierda en la incubadora, ya que nació prematura, según cuenta. "Con lo que veía por el ojo derecho me manejaba bien hasta que hace diez años tuve un desprendimiento de retina y después un derrame". Ahora por este solo ve "claridad y bultos", pero eso no iba a frenar su ilusión. "Yo no sirvo para estar sin hacer nada".

Tiene 18 años y estudia primero de Derecho en la Uex. Todo lo que ella necesita para tomar apuntes es su braille hablado , un teclado que traduce a braille lo que ella teclea. Este aparato después lo conecta a una impresora que imprime en braille y listo para estudiar, "mucho", por cierto. También se ayuda de un programa informático especial que lee la pantalla del ordenador y con los libros de texto en braille que le facilita el servicio de atención a discapacitados de la Uex y la ONCE. "Tiene que ser así, de otra forma no se puede", cuenta siempre con una sonrisa en los labios.

Fátima tiene el apoyo de sus compañeros de clase que la acompañan hasta la residencia universitaria en la que vive y, por su puesto, el de sus padres y su hermana mayor, que "al principio tenían miedo que me viniera a estudiar", confiesa. Pero no todo son ayudas. A voz de pronto se queja de que hay semáforos que no pitan, ordenadores que no son accesibles y profesores que no entienden muy bien la discapacidad.

Ahora en lo que piensa es en aprobar los dos parciales que tiene este mes y estudiar para los exámenes de febrero, pero algún día le gustaría trabajar en un oficina. "Las cosas no son fáciles. Pasar de ver algo a quedarte ciego es muy difícil, pero una vez te acostumbras puedes llevar una vida normal, con sus limitaciones, claro".