Las 84 universidades españolas miraron ayer por unas horas a Extremadura. Una veintena de rectores del país, los máximos representantes de la región y del Ministerio de Educación acompañaron ayer al Rey Felipe VI en el acto de apertura del nuevo curso universitario español, que lleva ya tres semanas en marcha.

El monarca quiso transmitir esperanza, ilusión y confianza en las instituciones de educación superior a la comunidad universitaria. Lo hizo en Cáceres, en el campus universitario, en un evento celebrado bajo un amplio dispositivo de seguridad dentro y fuera de la Facultad de Derecho --un escáner y numerosos guardaespaldas y agentes--, a la que solo accedieron los invitados --Monago o Ibarra entre ellos--. Apenas tres horas pasó el monarca en la ciudad. Aterrizó en helicóptero antes del mediodía en la base de la Guardia Civil --a poco más de un kilómetro de distancia-- y antes de las tres de la tarde volvía a despegar rumbo a Madrid.

Pero antes de dar por inaugurado el curso cerca de las dos de la tarde, el Rey aseguró que estaba alegre por su visita a Cáceres, «ciudad que encarna perfectamente la historia y los valores de la querida Extremadura». Ensalzó «el compromiso y la solidaridad que caracteriza a los extremeños» y la proyección de la comunidad hacia el exterior: hacia Iberoamérica, Portugal y el resto de Europa. Principios, dijo, que marcan también los valores de la universidad, cuyo progreso ha sido crucial para lograr «ese desarrollo indudable de España». Para seguir en este camino, el monarca señaló que hay retos importantes que solventar, entre ellos, potenciar la investigación universitaria: «El despegue definitivo de nuestra actividad investigadora pasa por que se produzca un relanzamiento potente, profundo y sostenido de esa tarea en las universidades». Y se mostró especialmente preocupado por las cifras del paro, «el principal problema socioeconómico de España» y otro de los desafíos pendientes, dijo. Por ello, abogó por luchar contra el desempleo desde la universidad, en estrecha coordinación con las administraciones y el sector productivo. «Es la institución que debe proporcionar, además de la mejor formación, las competencias pertinentes que faciliten eficazmente el tránsito a un empleo --y que éste sea de mayor calidad-- para que contribuya de manera efectiva al desarrollo de cada individuo y del conjunto social». Aunque esta no debe ser la única misión de las instituciones de educación superior: «también deben ayudar a los jóvenes a saber analizar y debatir, a sostener un espíritu crítico pero constructivo, a formar personas íntegras,…», subrayó antes de lanzar un mensaje a las autoridades: mirar por el bien común y buscar las mejores fórmulas para hacer que la universidad española esté a la altura «sin complejos y con la visión de un futuro de mayor cohesión y vitalidad».

PREGUNTAS/ Sobre el espíritu crítico también giró el discurso del presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, quien instó a preguntarse qué sociedad queremos. «A veces vivimos más de formas que de fondo mientras nos faltan las preguntas adecuadas: ¿Estamos formando a generaciones de jóvenes y ciudadanos que se están cuestionando, de verdad, la realidad que vivimos?». A su juicio, la universidad debe ser el lugar en el que se aprenda a hacer constantemente preguntas. «Hemos dividido la sociedad demasiado entre actores y espectadores y creo que necesita que los espectadores entiendan que todos somos actores». Por estas causas precisamente, el presidente cuestionó la actual falta de liderazgos. Lamentó el «drama de que seamos incapaces de encontrar coincidencias» y abogó por dar valor a lo que significa ser profesor de universidad. «Tenemos que formar a gente que sea capaz de no conformarse, de ser críticos y autocríticos», dijo.

Por su parte, el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, valoró el clima de colaboración con los rectores de España y remarcó que «la educación es una cuestión de Estado». El ministro se comprometió a poner en marcha una estrategia nacional para mejorar de la educación superior, que incluye mayores partidas en becas y ayudas, un nuevo modelo de organización y financiación de la universidad basado en la excelencia, un sistema permanente de información sobre inserción laboral de los egresados, un modelo de aprendizaje a lo largo de la vida, mayor implicación de la sociedad y potenciar el programa Eramus plus, entre otros retos.

En el turno del rector de la Uex y presidente de la Conferencia de Rectores de Universidad de España (CRUE), Segundo Píriz, reclamó la necesidad de formar ya un gobierno estatal que ponga en marcha un pacto de Estado por la educación que aborde las becas, los precios públicos o la duración de los títulos de forma común. Asuntos que se están organizando, dijo, en una comisión mixta gracias al ministro. «Cómo cambian las relaciones cuando cambia el talante del interlocutor», apeló el rector.

Píriz también mostró su preocupación por la lacra del desempleo, que afecta al 34% de los graduados universitarios, y señaló que parte de la solución está en la universidad como «motor fundamental de la economía». En su alocución final salió en defensa de las Humanidades y señaló su apuesta por una «universidad comprometida y solidaria, cuya actividad revierta en la población, regenere la vida pública e intelectual de nuestro país y retome su función de liderazgo en la transformación social».

Con estas intervenciones se puso fin a un acto rígido, que solo aligeró los guiños deportivos que el ministro y el rey dedicaron al catedrático de Ciencias del Deporte Sergio Ibález, encargado de impartir la lección inaugural. «Queda claro de qué equipo es», le espetó el monarca cuango cogió la palabra. Ibañez relató en unos 40 minutos las claves científicas y tácticas que se vinculan al éxito deportivo tirando de las últimas victorias españolas en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro o de la derrota del Atleti en la Champions. Con ellas reclamó más horas para la educación física en las aulas, potenciar la I+D+i, la formación deportiva y dedicar más tiempo al deporte.

Inaugurado el curso universitario, el monarca firmó en el libro de honor de la facultad antes de dar comienzo a un vino de honor que sirvió el catering San Jorge a base de productos típicos de la tierra y que llenó el patio central de la facultad. No faltó ni la primera dama de Costa Rica, de paso por la ciudad. H