El turismo en Extremadura sigue creciendo. 1.769.482 viajeros visitaron Extremadura durante el año 2017, lo que supone un incremento del 3,6% respecto al anterior. No obstante, esta situación va acompañada de una subida de la demanda de alojamientos rurales y albergues que en muchos casos se realiza bajo cuerda.

La falta de regulación ha permitido la proliferación de apartamentos turísticos y oferta extrahotelera no registrada, que constituye una forma de competencia desleal para con el sector turístico de la región. Un sector que cuenta con más de 13.394 empresas, de las cuales solo 1.398 -un 10%-- dedican su actividad al alojamiento de turistas. Desde hoy, el Ejecutivo Regional dispone de una normativa jurídica para controlar y aumentar estas cifras: La Ley de Desarrrollo y Modernización del Turismo de Extremadura.

Ahora las empresas deberán presentar su número del Registro de Empresas y Actividades Turísticas como identificación incluso a la hora de publicitarse o comercializar actividades o productos turísticos, lo que incluye a las plataformas online. El incumplimiento de esta obligación es considerada desde hoy una infracción muy grave, y acarrea sanciones económicas de entre 6.001 y 60.000 euros. Y es que el régimen sancionador no se modifica en esta nueva Ley de Turismo, orientada de manera especial a acabar con los alojamientos ilegales. En caso de no contar con el correspondiente número de registro, las empresas de oferta online deberán facilitar a la Administración los datos relativos a su titularidad y sede, lo que se traduce en un control mucho más exhaustivo de la oferta de establecimientos turísticos.

El sector hotelero representa el 87% de la demanda de alojamientos turísticos en la región --según datos del Observatorio de Turismo de Extremadura-- y la demanda de alojamiento rural se incrementa en más de un 11,06%. Con acierto, la ley eleva a 20.000 habitantes la consideración de núcleos rurales para promover la oferta de este tipo de establecimientos.

Otra de las novedades de la ley, es la inclusión de una nueva categoría de empresa turística: los establecimientos singulares. Hasta ahora, las casas-cueva, molinos de agua o casas-árbol acondicionadas para su habitabilidad, no disponían de regulación alguna, y puesto que existe una norma comunitaria que impide poner requisitos a la actividad comercial de este tipo de iniciativas --Directiva 2006/123/CE--- el Ejecutivo ha creado esta categoría para proteger dicha actividad. Jose Luis Ascarza, presidente de la Confederación Empresarial de Turismo de Extremadura --Cetex-- ve con optimismo la nueva Ley de Turismo y afirma que la creación de esta nueva categoría de establecimiento «favorecerá la creación de iniciativas con muchas posibilidades de explotación», medida que también desde Fextur (Federación Extremeña de Turismo Rural) se reivindica desde hace tiempo.

EL COMIENZO DE UN LARGO CAMINO / La nueva Ley de Turismo de Extremadura incluye más de treinta y cinco artículos con el objetivo de transformar el turismo de la región en una industria moderna, sostenible y de calidad. Si bien constituye la base para llevar a cabo tal tarea, y responde a las demandas de empresarios y profesionales del sector, para muchos es el comienzo de un largo recorrido.

El marco legal ya está establecido, pero la verdadera transformación de la realidad turística pasa por la «elaboración de decretos que sepan regular todos y cada uno de los casos» afirma Victoria Bazaga, presidenta de Fextur, y añade que desde el sector «nos vemos sujetos a las normativas de los ayuntamientos, que a veces son incongruentes con las normas de turismo regionales. Crean contradicciones». Habrá que esperar para ver si la nueva ley se plasma en cambios reales para el turismo de Extremadura.