¿Quién no conoce a alguien con problemas de colesterol, si es que no los padece? No es de extrañar, porque entre la mitad y el 69% de los españoles tienen el colesterol alto, o sea, por encima de 200 miligramos por decilitro de sangre, y casi una tercera parte de ellos superan los 250 miligramos, que es el umbral a partir del cual se diagnostica la hipercolesterolemia definida (hasta entonces se denomina moderada). Pero pese a tratarse de un problema tan extendido, una cuarta parte de los afectados no está en tratamiento y del 75% restante, solo dos de cada diez alcanzan los objetivos impuestos en Atención Primaria.

Estos datos no están disponibles a nivel regional, pero el Estudio Hispalipid sitúa a Extremadura entre las regiones con mayor prevalencia de las dislipemias (alteraciones de los niveles normales de los lípidos plasmáticos, siendo la más común la hipercolesterolemia), de lo que se deduce que es una de las comunidades con más casos. Así lo indicó ayer el doctor Angel Díaz Rodríguez, secretario del grupo de trabajo de Lípidos de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), que presentó en Madrid una nueva herramienta --elaborada precisamente por un grupo coordinado por él mismo-- para mejorar la prevención y asistencia médica de este problema.

Para ello, plantean implicar a los médicos y las enfermeras en el control de estos problemas mediante una serie de actividades protocolizadas. "Algo está fallando ahora, porque el porcentaje de pacientes con hipercolesterolemia que consiguen los objetivos que se marcan en el tratamiento es muy bajo, pero es que además paradójicamente disminuye entre los pacientes que han padecido una enfermedad cardiovascular", detalla.

Por ello, la Semergen ha diseñado un protocolo con el que pretende mejorar la asistencia que reciben los pacientes con colesterol alto, si bien también destaca la importancia de la implicación de los propios afectados. No hay que olvidar que, aparte de la genética, los factores ambientales y muy especialmente la alimentación y el ejercicio influyen de manera determinante en el nivel de colesterol. Y tampoco está de más tener presente que el colesterol alto es uno de los mayores factores de riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, que constituye la principal causa de muerte en los países desarrollados.

Cuestiones de gran interés para los extremeños, si recordamos que la región se sitúa entre las que presentan una mayor prevalencia de las dislipemias y, en consecuencia, de la hipercolesterolemia. No obstante, hay que tener en cuenta que en este caso el porcentaje de población afectado se reduce al 26% en Extremadura (24,3% a nivel nacional), puesto que solo se tienen en cuenta los casos diagnosticados como definidos (por ejemplo, no la hipercolesterolemia moderada --entre los 200 y los 250 miligramos de colesterol por decilitro de sangre--).

Sin embargo, el doctor Díaz considera que no hay que relajarse, sino justo todo lo contrario, y vincula la mayor presencia de este problema en la región con los hábitos dietéticos: elevados índices de grasas saturadas de origen animal en la dieta tradicional extremeña con tendencia, como en el resto del país, a consumir cada vez más productos de comida rápida y, en muchas ocasiones, basura . Cuidar la dieta y hacer ejercicio sería, por tanto, el protocolo a seguir para los pacientes.