El ministro portugués de Medio Ambiente, João Pedro Matos Fernandes, afirmó hoy que su Gobierno no está haciendo "nada" para presionar por el cierre de la central nuclear de Almaraz, situada en Cáceres, a 100 kilómetros de la frontera lusa.

Así lo señaló hoy durante su intervención en la comisión parlamentaria de Medio Ambiente, en la que reiteró que la responsabilidad sobre Almaraz recae en España y que el Ejecutivo luso se limita a mantenerse informado sobre su situación.

"Nosotros no estamos haciendo nada en el sentido de presionar el cierre de Almaraz (...) Es un caso que hemos acompañado por nuestros propios medios con serenidad y determinación pero cabe a España tomar las decisiones que tenga que tomar", aseguró.

Matos Fernandes, que reconoció no tener simpatía hacia la energía nuclear, recordó que son frecuentes los contactos entre el Gobierno luso y su homólogo español para pedir esclarecimientos sobre la situación de la central.

En ese sentido, mencionó que está prevista para los próximos días una reunión en la que participará la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente y donde estarán diplomáticos de ambos países.

La central de Almaraz fue construida en la década de 1970 y en 2010 el Ministerio de Industria y Comercio español le otorgó la autorización para que siguiera funcionando durante otros diez años.

Con ello, la unidad I y la unidad II de la central nuclear cumplirán en 2020 los 39 y 37 años de funcionamiento, por debajo de lo que se considera ciclo útil en una planta de este tipo, fijado en 40 años.

Tanto en España con Portugal han surgido protestas para exigir el cierre de la central, que culminaron con una manifestación a principios de este mes en Cáceres en la que participaron asociaciones medioambientales portuguesas y algunos políticos lusos.

En Portugal, partidos como el marxista Bloque de Izquierda y los ecologistas de Los Verdes y del Partido de las Personas, los Animales y la Naturaleza han apuntado en varias ocasiones a los peligros que entraña mantener abierta la central.