La grulla se ha convertido en el nexo de unión entre Extremadura y Japón después de que hasta la exposición universal que se está celebrando en la ciudad japonesa de Aichi volaran mil grullas de papel hechas por niños extremeños. Sin embargo, ahora surge otro animal que puede fortalecer esos enlaces vía económica, ya que los productos del cerdo ibérico son cada vez más demandados por los ciudadanos nipones.

Así se puso de manifiesto ayer por parte del embajador de Japón en España, Kent Shimanouchi, que primero se entrevistó con el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y después se acercó al hospital de Mérida para entregar mil grullas de papel elaboradas por los niños japoneses a los pequeños ingresados en el centro hospitalario emeritense.

La grulla, símbolo de buena suerte y longevidad, han sido realizadas con el Origami, arte japonés de plegado del papel, que contenían mensajes de ánimo escritos en inglés y japonés.

Ese vuelo de prosperidad puede seguir con el turismo nipón en la región, dado que "Extremadura, por su riqueza cultural, tiene un gran atractivo para los turistas japoneses", comenta, y por la vía comercial, con el consumo de productos ibéricos.