Con el corazón encogido y su familia en diferentes partes del mundo ha vivido Pilar Amaya de la Peña la pandemia en Irlanda. «Perdí a mi tío por coronavirus al principio de la crisis sanitaria. Fue muy duro estar tan lejos de mis familiares», explica. En Estados Unidos, Ecuador, Finlandia y Extremadura tiene allegados Pilar. Aunque sus padres están en Cáceres, lugar donde la joven nació, y su abuela vive en Badajoz.

El decreto de Estado de Alarma de España le pilló en Tenerife. «Fue muy fuerte, regresé a Irlanda el día de mi cumpleaños, el 15 de marzo, sin ver a mi familia. No voy a casa desde Navidad». Tiene 26 años y lleva ya tres en Bandon, un pueblo de Cork, la segunda ciudad más grande de Irlanda. Se encuentra a tres horas de Dublín, capital del país y el foco principal de coronavirus allí. Se mudó con la premisa de estudiar inglés. Es maestra de infantil y su primer trabajo fue de aupair. Al poco tiempo encontró empleo en una escuela que cerró en plena crisis sanitaria. «Me ha dado mucha pena. El colegio iba a cerrar este año y no nos hemos podido despedir de los niño», lamenta.

Pilar juega con la ventaja de vivir en un campo junto a su pareja, alejada de la vida urbana y, por lo tanto, de las restricciones. «La realidad es que aquí no ha sido tan duro el confinamiento», señala.

Al principio pensó en volverse a casa. Tenía miedo, pero se sentía irresponsable. «No quería poner a nadie en peligro después del duelo que pasamos con mi tío». En diferentes redes sociales, varios grupos de españoles organizaron vuelos de repatriación. «Tuve la idea de volverme, pero al final decidí quedarme por el bien de todos». Además, en julio empieza a trabajar en otra escuela. «Sé que empezaremos a organizar las clases en un mes o así», cuenta. Por ello, no cree que vuelva a Cáceres hasta Navidad. «Por esa fecha se cumpliría un año sin ver a mi familia, pero viendo cómo están las cosas prefiero guardar cautela. Si me marcho puedo arriesgarme a tener que quedarme allí y perder la oportunidad del empleo. Tampoco quiero eso», concluye.