Besos hay de muchos tipos y cada uno puede revelar algo distinto. Desde aquel, pasional, que uno da a su pareja en un arrebato amoroso, hasta el que una abuela da a su nieto para transmitirle su sentimiento de cariño infinito.

Lo que sí parece estar claro es que los besos son, ante todo, "una forma de comunicación no verbal". Estos pueden tener "un valor convencional o emocional" aclara la psicóloga Julia Rodríguez. Su caracter depende del fin con el que el acto de besar a alguien es utilizado. Puede ser un beso que se da, de forma casual, para saludar a una persona que no tiene una importancia especial o puede, en cambio, producirse "entre personas que, de esta forma, se están manifestando ciertas emociones".

Las emociones que un beso es capaz de transmitir son verdaderamente infinitas. Todo depende "de la persona que lo da, la situación del momento y de como se encuentra aquel que lo recibe". Tras situaciones traumáticas, por ejemplo, el contacto puede ser algo especialmente reconfortante. Sin embargo, hay veces que puede no serlo y es mejor, simplemente, el "estar ahí, apoyar y estar cerca de la persona que esta sufriendo".

Una construcción cultural

Los besos "son un modo de establecer relaciones sociales" afirma Domingo Barbolla, sociólogo y profesor de la Universidad de Extremadura, pero "son parte de un comportamiento cultural" y su uso varía de país en país. Existen diversos factores de los que depende el valor que una cultura otorga al acercamiento físico. Cobra mayor importancia allí donde existe un clima mas cálido y la supervivencia puede suponer mayor dificultad. También afecta la densidad de población de un lugar y cuanto mayor concentración de personas hay, el contacto físico se ve sustituido por gestos faciales, como la sonrisa. Por último, también depende de el nivel económico de las personas, siendo menor el contacto físico entre aquellos pertenecientes a las clases mas altas.

La combinación de estos factores nos sirve para explicar porqué los besos son un elemento más cotidiano en España que en países del norte de Europa, pero menos que en zonas del norte de Africa. Sin embargo, "en el terreno laboral hay ahora una tendencia a besar cada vez menos a las mujeres" que, explica Domingo, es consecuencia "de una invasión del mundo anglosajón en ese ámbito".

El beso y los niños

A los 2 años se ven desactivados en el niño los juegos biológicos preestablecidos, como la devolución automática de la sonrisa, y es entonces, dice Domingo "cuando comienza la construcción de pautas culturales". Los besos son uno de los elementos que se les ha de enseñar como ayuda en el establecimiento de relaciones sociales, especialmente en una cultura como la nuestra. Esto provoca que a los niños se les bese en exceso, puesto que a la vez que se establece con ellos un lazo afectivo, también se les enseña a utilizar el beso para manifestar relaciones privilegiadas.