"Menos mal que ya no tengo que pagar el piso", agradece Antonio, de 74 años. Porque si tuviera que hacerlo viviría más asfixiado con una pensión de apenas 900 euros. "Y gracias a que los últimos años de trabajo estuve pagando bastante más de cotización, sino no llegaría a esa cantidad", cuenta. Durante 43 años, y hasta los 65, Antonio ha estado trabajando en la hostelería. Su esfuerzo y sus aportaciones al Estado le han permitido llegar a una pensión "baja", pero a la que suma la de su esposa, unos 800 euros, que también ha trabajado toda su vida en una boutique en Cáceres. "Gracias a estar tantos años trabajando los dos podemos vivir ahora desahogados, porque aunque todo vale más ahora, no tenemos que ayudar a nuestros cuatro hijos que, afortunadamente, están trabajando, pero no todos los casos son iguales y hay gente que lo está pasando mal", añade.

Por eso Antonio reconoce que ante la situación actual y el futuro que se espera sería conveniente sentarse a buscar nuevas fórmulas para dar soluciones a todos. "No podemos pretender tampoco estar toda la vida así, ni negarnos a cambiar las cosas por el bien de todos".