La coordinación entre el SES y la sanidad de los servicios penitenciarios es ahora inexistente y eso supone un grave problema para la población reclusa y un sinfín de trabas para los facultativos que les atienden. La primera complicación llega nada más entrar en la cárcel: «un recluso extremeño deja de pertenecer al SES en cuanto atraviesa la puerta de la cárcel, para pasar a depender de la sanidad de Instituciones Penitenciarias», dice Carmen Hoyos, médico de la cárcel de Cáceres.

La falta de coordinación entre uno y otro supone que el nuevo médico no tiene acceso a su historial clínico y por tanto debe partir de cero, abrir una nueva historia, hacer todo tipo de pruebas... Y eso en pacientes que en muchos casos arrastran enfermedades de elevada prevalencia en ese entorno como el VIH, la tuberculosis o la la hepatitis C (esta última afecta al 20% de la población penitenciaria).

«Muchos de los internos son pacientes con pluripatologías, porque muchos proceden de la droga y del mundo del alcohol o son enfermos mentales», dice Hoyos, que tacha de «lamentable» que en el año 2016 haya tal falta de coordinación.

Y otros fármacos

Los médicos de la cárcel se rigen además por una guía de fármacos diferente, lo que supone que no pueden prescribir los mismos medicamentos que administra cualquier médico de Atención Primaria. Además, si solicitan una prueba para un recluso a un especialista --la lleva a cabo el hospital más próximo del SES a través del convenio que ahora funciona con las comunidades autónomas-- no existe ningún mecanismo para que la sanidad pública les haga llegar el resultado y la valoración del especialista. «Lo conseguimos pidiendo favores a médicos que colaboran con nosotros, como el internista del SES que atiende a los reclusos», dice, porque él sí tiene acceso al sistema Jara en el que se introducen todos los datos de la actividad médica del SES y puede extraerlos y hacer una fotocopia que le remite por fax. «Es una situación esquizofrénica, no se imaginan las dificultades a las que nos enfrentamos en el trabajo» subraya la coordinadora de Sanidad Penitenciaria de la Organización Médica Colegial. H