El cartel que indicaba a los clientes que en el bar California de Trujillanos se permitía fumar ha sido sustituido por otro que señala que se ha convertido en un espacio sin humo. El dueño y primer hostelero insumiso de la región contra la ley antitabaco, Juan Amate, ha desistido de su idea y ya no permite a los clientes fumar en el interior de su cafetería.

Aunque Amate ayer se negó a hacer declaraciones, uno de los camareros del bar confirmó a este diario que dos días después de que una inspectora de Sanidad visitara la cafetería hace 15 días y comprobara que en su interior se fumaba, el propietario decidió no seguir adelante con su plan, que buscaba que otros hosteleros copiaran sus pasos para organizar una gran jornada de protesta contra la ley.

El empleado, que prefirió no dar su nombre, no confirmó si a Amate ya le han notificado la sanción que le corresponde. La Junta tampoco se pronunció al respecto pero aclaró que esta aparecerá en breve en el Diario Oficial de Extremadura (DOE). Habilitar zonas para fumar en establecimientos donde no está permitido y consentir hacerlo en lugares prohibidos son faltas calificadas como graves y pueden llevar aparejadas multas desde 600 hasta 10.000 euros.

La decisión de Amate causó un gran estupor entre los vecinos del pueblo, que aunque sospechan que "el puro que le han metido ha sido gordo", no se acaban de creen que ya no deje fumar a los clientes. "Ha colgado los carteles pero dicen que cuando él está sí deja fumar", señaló uno de ellos. La mayoría cree que lo ha hecho por miedo a que le cierren la cafetería.

Además del California, en Trujullanos hay otros dos bares. A las personas que los regentan no les ha caído de sorpresa que Amate haya desistido "porque al fin y al cabo, era una locura y no se puede ir contra la ley". Uno de ellos incluso se defendió de las acusaciones vertidas pr el insumiso en las que señalaba que había sido otro bar del pueblo el que lo había denunciado.

Hace 15 días Amate estaba convencido de que su local era un lugar privado y que por tanto, el Gobierno no podía prohibir que se fumara en su interior. Aseguraba que estaba dispuesto a enfrentar cualquier sanción que le impusieran y que no iba a dar marcha atrás pero ahora, en la puerta solo reza un cartel que indica que Amate tira la toalla y que el bar California se somete a la ley antitabaco.