La investigación se inició a principios de 2004 al detectarse la presencia de un grupo de rumanos que no desempeñaba actividad laboral alguna y que se pasaban casi las 24 horas del día en un cibercafé de Badajoz. Simultáneamente se había formulado una denuncia por el portal de subasta eBay , al haber detectado numerosos casos en los que las cuentas de los usuarios de ese portal, estaban siendo utilizadas para cometer estafas a través de la Red.

Su actividad consistía en la usurpación y control de un número importante de cuentas de usuario de este portal de subastas, que eran utilizadas de manera fraudulenta para colgar anuncios para la venta y subasta de vehículos y motocicletas de alta gama, y otros artículos informáticos y electrónicos inexistentes.

Estos productos servían como cebo para que las víctimas se interesaran por ellos, y por los que los estafados llegaron a pagar importantes cantidades de dinero.

Cuando el dinero estaba en poder del grupo, los estafadores lo retiraban de las entidades bancarias y cortaban la comunicación con las víctimas, que seguían enviando correos electrónicos o llamando a los teléfonos de los estafadores reclamando el envío de los artículos comprados y que nunca les llegaban.