La puerta manual del acceso principal al campo de maniobras está abierta, solo sujeta con dos piedras en el suelo y el sensor volumétrico de esta está en mal estado". Así aparece recogido en el informe interno del comandante de guardia, al que ha tenido acceso este periódico, realizado tras el robo de una treintena de armas de la Base General Menacho de Bótoa la noche del pasado 28 de febrero, y que pone en entredicho las medidas de seguridad del recinto militar. Y es que tras acceder al recinto, esta puerta fue la utilizada por los ladrones para proceder al robo. El documento señala nueve deficiencias graves en el recinto militar, tales como que hay casi una treintena de cámaras con "visibilidad limitada", alambradas en mal estado, oquedades en distintas partes del recinto, que el walkie-talkie del comandante de la guardia en mal estado y que fallan alarmas.

Al observar el estado de la puerta, añade el comandante de guardia en el informe, "he procedido a la apertura de esta y he cruzado la puerta, tras cinco o seis minutos llamo al operador de cámara y no se me ha visto ni ha saltado alarma alguna, tras cruzar varias veces sí salta la alarma". Asimismo, asegura que que tras observar los monitores de las cámaras de vigilancia del perímetro de la base "he detectado que hay muchos puntos sin luminosidad donde hay tramos totalmente a oscuras", que están en el radio de visión de las cámaras "1, 2, 3, 6, 7, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 21, 22, 23, 25, 26, 29, 32, 34, 35, 36, 42, 43, 44, un total de 29 cámaras con visibilidad limitada". Además, apunta, en el radio de visión de la cámara 23 (cara norte del perímetro, a la altura de hangares) "un poste de la alambrada y la alambrada interior está en mal estado".

Las oquedades son otras de las deficiencias detectadas. Hay una, recoge el documento, debajo de la puerta de acceso al campo de maniobras de la cara norte de la base /al lado de hangares y la pista americana) "por donde cabría una persona". A cuatro o cinco metros de esta puerta, hay una alambrada interior que "está en mal estado". Esta misma irregularidad se detecta en la alambrada aledaña a esta puerta. También deficiente es el estado de la alambre de espinas ubicada al lado de la cámara 27 norte. En general, detalla el informe, "en todo el perímetro de la base he detectado pequeñas oquedades en la alambrada y varios postes y tramos de alambrada en malas condiciones".

MALA COMUNICACION Al margen de las infraestructuras, hay medios materiales que no están en las mejores condiciones para el trabajo de los militares. Es el caso del walkie-talkie que está en la dependencia del comandante de la guardia, para uso de este, que "tiene la antena rota y no funciona correctamente, la batería se descarga en un tiempo que va de uno a dos minutos, no pudiendo así comunicarse con el cuerpo de guardia cuando se encuentra fuera de este".

Hay que recordar que los ladrones se llevaron en una hora y media una veintena de fusiles de asalto Heckler and Koch (HK) G36 --los más modernos que maneja el Ejército español-- y diez pistolas semiautomáticas de 9 milímetros tras forzar la puerta de una armería del Regimiento Castilla.

Apenas una semana después, el 8 de marzo, la ministra de Defensa, Carme Chacón (que ha reiterado que las medidas de seguridad funcionaron bien aquella noche), anunciaba en el Senado que cuatro de los militares que estaban de guardia en la base de Bótoa la noche del robo han sido arrestados por haber sido "como mínimo responsables de negligencia". Uno de esos militares ha presentado un recurso contra la sanción de 14 días impuesta por el Ejército de Tierra, alegando que no han dicho qué se ha incumplido, lo achaca a fines político y pide la declaración de la propia Chacón y de altos cargos del Ejército. El pasado miércoles el PP en el Congreso denunció las irregularidades detectadas en este informe y acusó a Chacón de culpar a los cuatro militares, mientras la ministra reiteró que "no funcionaron las personas" y sí lo hicieron los sistemas de seguridad.