Los actuales inquilinos de las viviendas sociales en régimen de alquiler que a partir de septiembre quieran iniciar los trámites para adquirirlas en propiedad, verán descontado de su precio final las cuotas mensuales que hayan sido satisfechas desde que las ocupan. Con ello, el precio final rondará una media de 16.000 euros, según los cálculos de la Consejería de Fomento. Estos datos ofrecidos ayer por José Luis Quintana, titular de este departamento, constatan la intención del Gobierno extremeño de ofrecer las viviendas a un precio muy asequible para todos aquellos inquilinos que, de forma voluntaria, quieran comprar el piso por el que ahora pagan un alquiler.

El número total de estos inmuebles que se pondrán a la venta será de 14.000, dado que los otros 4.000 existentes no pueden comprarse debido a que, o bien aún no tienen cinco años de antigüedad, o son viviendas construidas durante el régimen de Franco, que no contemplan la opción de ser vendidas.

La intención que tiene el Gobierno extremeño con esta medida, más allá de recaudar fondos que palien el retroceso de los ingresos a la hacienda autonómica que está provocando la actual crisis económica, es ayudar a aquellas familias que llevan años pagando un alquiler --de entre 40 y 50 euros mensuales-- a adquirirlas en propiedad.

Aunque por el momento se desconoce cual será el precio de salida de estas viviendas, una vez que sean tasadas habrá que descontar de su valor la cuantía satisfecha por el pago del alquiler durante los años que haya sido ocupada. Además, el ejecutivo autonómico pretende obtener la colaboración de las entidades financieras de tal forma que puedan ofrecerse facilidades de pago a las familias que finalmente decidan hacerse con la propiedad del inmueble.

Todas estas ventajas han sido bien recibidas por algunos de los inquilinos de estos pisos consultados por EL PERIODICO, y afirman que si la economía familiar se lo permite, optarán por comprar definitivamente el inmueble en el que viven desde hace años de alquiler.

El consejero se mostró en contra de quienes consideran que este no es un buen momento para comprar una vivienda. Por un lado señala que hacer afirmaciones de este tipo suponen "una puñalada" para un sector como es el de la construcción, que no atraviesa por un buen momento. Además, indica que comprar una vivienda protegida en estos momentos será siempre una buena inversión ya que "nunca van a valer menos de lo que valen ahora".