La Junta ha reclamado al Gobierno la concesión de 27 canales múltiples para el desarrollo futuro del mapa extremeño de televisión local digital por ondas terrestres, que se destinarían a cubrir las 24 demarcaciones en que se ha dividido la región, según acordó ayer el Consejo de Gobierno.

La decisión es fruto del desarrollo de la Ley 41/1995, de 22 de diciembre, de Televisión Local por Ondas Terrestres, que marcaba que las comunidades autónomas tenían como plazo entre el 1 de enero y el 31 de marzo del presente año para reclamar la concesión de frecuencias. Una vez terminado este plazo, el Gobierno debe aprobar el Plan Nacional de la Televisión Digital Local.

Según esta norma, podrán acceder a una emisora digital las capitales provinciales y autonómicas, las ciudades de más de 100.000 habitantes y las agrupaciones de municipios que sumen más de 25.000 habitantes o cubran una zona de más de 25 kilómetros.

En principio, esta ordenación de las televisiones locales no afecta a las 23 emisoras de este tipo instaladas ya en Extremadura (todas ellas con tecnología analógica), y que se han establecido aprovechando el vacío legal por la falta de desarrollo reglamentario de la ley de 1995.

A MEDIO PLAZO

En cuanto a la puesta en marcha de estas nuevas televisiones locales, técnicos consultados por EL PERIODICO indicaron que aún queda bastante camino por recorrer. En primer lugar, la ley marca trámites que fijan que las adjudicaciones, que competen a los Gobiernos autonómicos y en las que tendrán preferencia los ayuntamientos, no se realizarán antes de 15 meses.

Sin embargo, el principal problema lo constituye la tecnología, y el caso es similar al de la telefonía móvil de tercera generación. En este momento, los repetidores de televisión no están preparados para esta tecnología, y serían necesarias fuertes inversiones para adaptarlos.

Solventada esta cuestión, quedaría por resolver el problema de los receptores, ya que los actuales televisores no pueden leer la señal digital. De este modo el usuario tendría que optar entre adquirir un decodificador --similar al que se usa ahora para las emisiones digitales vía satélite-- o comprar un nuevo aparato de televisión cuando éstos estuviesen disponibles en el mercado.