A la construcción ya solo le vale crecer y el 2017 tiene, a priori, algunos de los ingredientes para recuperar la senda del crecimiento en el sector o que al menos asomen los primeros brotes verdes, desde que la burbuja inmobiliaria colapsara la que había sido junto al turismo la locomotora del crecimiento y el empleo en España en el inicio del siglo XXI. Por el momento, desde el sector aprecian más actividad, principalmente eso sí, en cuanto a inversión privada y básicamente por la reforma de locales y de pisos. También en cuanto a la promoción (obra nueva), básicamente porque se ha pasado «de no tener nada» en los últimos cuatro años «a tener algo» desde finales del 2016.

«Pero eso no significa que se vaya a producir un repunte, porque además en el tema de las promociones seguimos teniendo el problema de la financiación de los bancos», recuerda Joaquín Sánchez, secretario de la Federación de la Construcción en Cáceres (Fecons).

Problemas de financiación

Y las dificultades de financiación tienen su origen en otros problemas. El primero, qué consecuencias tendrá la sentencia sobre las cláusulas suelo en los nuevos mecanismos de las entidades para dar financiación a los compradores, que al fin y al cabo es el destinatario de las promociones; es decir, si en el caso de que se construya, se va a poder vender con facilidad. Y junto a eso hay otra cuestión: las entidades de crédito no tienen pisos porque stock de vivienda nueva no hay, pero sí tienen mucho suelo.

«Si pretendes construir en suelo de los bancos sí hay crédito, pero si lo que quieres es financiación, no te lo dan o te exigen además unos porcentajes muy elevado», resume Sánchez. Con ese panorama, aunque se ven promociones y de nuevo alguna grúa en el paisaje urbano, «no nos atrevemos a hablar de un repunte», asevera.

Eso en cuanto a inversión privada, que es la primera que ha empezado a mostrar algo de músculo. En la inversión pública los datos de licitación están tan bajos que las únicas opciones son subir o que el sector acabe hundido en un pozo sin fondo. Y a priori la tendencia debe ser positiva porque las condiciones con las que arranca el 2017 son también más favorables que las que incluía la carta de presentación del año anterior para la región: un inicio de año sin Gobierno en España (del que llegan el grueso de los fondos disponibles) y sin presupuesto en Extremadura (no se aprobó hasta el mes de abril) no creaban el marco idóneo para que el sector remontara la profunda crisis que siguió al estallido de la burbuja inmobiliaria en el 2007.

De hecho, los datos de licitación de 2016 sitúan ese año como uno de los peores de los últimos 15 años. Los números para Extremadura recogidos por Fecons sitúan en un 42% la caída de la licitación en el año 2016. Si en 2015 las administraciones públicas notificaron a través de los boletines oficiales (no se incluyen las contrataciones por negociado) 250 millones en contratos de obras, un año después el volumen es de 144 millones y eso sitúa al 2016 solo por detrás de 2011 y 2012 desde que se inició la crisis (el 2012 se tocó fondo con 86 millones en licitaciones, el peor dato en 15 años).

La estadística del Ministerio de Fomento coloca al 2016 entre los últimos desde que se tienen registros (1999) solo por detrás de 2011 y 2012 en cuanto al volumen de las licitaciones, un termómetro del sector de la construcción. Evidencia una caída en picado de la inversión pública desde el 2009, cuando se tocó techo con 1.123 millones en licitaciones frente a los 140 del año pasado, casi una décima parte. Si a ese dato se une que la mitad de esos 140 millones corresponden a licitaciones de la alta velocidad, el pastel de la inversión pública para el resto de sectores (edificación, carreteras...) se queda en poco menos de 70 millones durante el último año.

2016, año de caída

Y todo eso se nota en el empleo. No solo han caído el número de empresas en los últimos 12 meses (se han destruido más de 200 lo que sitúa en unas 2.800 las empresas de la construcción en Extremadura ahora) sino que los datos de afiliación no han parado aún de bajar (disminuye el paro en la construcción pero desde el sector lo achacan a que los trabajadores buscan empleo en otros sectores): el 2015 cerró en Extremadura con 13.881 trabajadores de la construcción y el pasado mes de septiembre había 12.397, 1.500 menos.

Pero en la construcción confían en que un Gobierno a pleno rendimiento ya en Madrid y la posibilidad de que los presupuestos salgan adelante pronto, sí traiga vientos mejores. Informes como el de Servihábitat confirman esa tendencia con una previsión de que el mercado «continuará dinamizándose en 2017» y las ventas se incrementarán un 12%, y gestos como el del Grupo Gallardo, que volverá a producir acero galvanizado (un material muy empleado en construcción) también refuerzan esa idea.

Por el momento y en cuanto a la inversión pública, la empresa Urvipexsa acaba de sacar a concurso el proyecto para la primera gran promoción de viviendas en cinco años. Son unos 55 pisos de una primera fase (de cuatro) en un nuevo bloque en la zona del Junquillo en Cáceres. Junto a eso, la Consejería de Educación ha sacado también a concurso el proyecto de un nuevo colegio en la zona de Cerro Gordo en Badajoz. Son nuevos aires, o al menos brisa.