Dicen los historiadores que, allá por el siglo XVI, cuando los extremeños colonizaron América Latina, no sólo llevaron la lengua y la religión, sino también la gripe y la tuberculosis, que mataron a más indígenas que las propias batallas. Algo parecido ocurre con el gorrión común, una especie euroasiática que, en 200 años, se ha extendido por poblaciones de todo el mundo causando trastornos en los cultivos y desplazando a especies nativas.

El factor que ha posibilitado esta expansión a gran escala, a parte del humano, es la malaria. Sí, parece contradictorio, sin embargo, un estudio internacional dirigido por la Universidad de Extremadura, en colaboración con la universidad sueca de Lund, ha demostrado que la malaria juega un papel decisivo en la invasión de especies. El control de este fenómeno supone un gasto global de más de 40 billones de euros anuales, por lo que es necesario identificar los mecanismos que facilitan las invasiones.

Según Alfonso Marzal, investigador de la Uex que ha participado en el estudio, "caben dos hipótesis por las que la malaria es un agente decisivo en la invasión", afirma. Según la primera, "especies que viajan a otros lugares y son portadores de malaria, la transfieren a otras especies". Así, las autóctonas contraen una enfermedad a la que no está habituados (como los "indios" a la gripe), y desata "una reducción drástica de su población" llegando, incluso a la extinción, afirma Marzal.

La otra hipótesis dice que los individuos que superan la malaria adquieren más capacidad invasora, es decir, "un pájaro con un fuerte sistema inmune, puede dejar atrás la malaria y trasladarse a otras latitudes con mayor garantía de supervivencia a otras enfermedades", explica. Tras cuatro años de investigación, los 27 científicos participantes analizaron más de 200 tipos de malaria en 4.000 especies de aves de todo el mundo.

El estudio tiene gran trascendencia de cara a las previsiones sobre los efectos del cambio climático, que "aumentarán la incidencia de casos de malaria tanto en animales como personas en España", avisa Marzal. Por otro lado, "en la región hay buitres y águilas con malaria", afirma. Sin embargo, no caben las alarmas, "no hay peligro para la salud porque son tipos de malaria diferentes" asegura.

Con estos resultados, "será más fácil trazar estrategias para paliar los efectos de las invasiones", afirma Marzal, quien insiste en analizar la "capacidad invasora de los animales que se venden en las pajarerías y si tienen o no malaria", pues ya no es raro ver loros y diamantes en zonas de Extremadura y "sería muy grave" si desplazan especies autóctona.