La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, reiteró ayer el compromiso del Gobierno central con las infraestructuras y el tren para que el déficit que sufre Extremadura en esta materia no suponga un freno a la atracción de inversiones y el desarrollo económico.

Maroto hizo ayer una visita a la comunidad para mantener una reunión de trabajo con la Junta, los sindicatos, la patronal extremeña y las cámaras de comercio. Además, visitó las instalaciones de la empresa química Inquiba en Guareña y ya por la tarde, algunos comercios locales de la zona turística de Mérida.

Tras el encuentro con sindicatos y empresarios, Maroto señaló que el objetivo de su departamento es acercar las buenas políticas públicas en materia de Industria, Comercio y Turismo a todos los territorios porque pueden convertirse en una buena herramienta contra la despoblación. «Eso genera empleo, riqueza y sobre todo bienestar a los extremeños que quieren quedarse a vivir en Extremadura y que necesitan también oportunidades de desarrollo, de proyecto de vida», señaló en una rueda de prensa junto a la vicepresidenta de la Junta, Pilar Blanco-Morales.

Al mismo tiempo Maroto, defendió la importancia de que los agentes económicos y sociales «aporten también» para afrontar las debilidades y oportunidades de Extremadura y configurar así «una España en la que todo suma». El cierre de la mina de Aguablanca, el futuro de la comarca de Campo Arañuelo tras el cierre de Almaraz (según la ministra, con horizonte a una década), la subida del salario mínimo, la repercusión de los costes energéticos en la rentabilidad de las empresas, la igualdad entre hombres y mujeres o los problemas de conexión a internet que sufre la región fueron algunos de los temas que se pusieron sobre la mesa en la reunión celebrada en Mérida. Frente a las inquietudes de los empresarios, Maroto defendió la apuesta del Gobierno por la reindustrialización y apuntó que el Plan de Fortalecimiento de la Industria que acaba de concluir ha recibido peticiones de un total de 13 proyectos extremeños por un valor de 42 millones de euros. El de Inquiba es uno de ellos.