Querer cubrir más horas y no poder. Principalmente para que el sueldo no lleve a la persona (y su familia) al riesgo de pobreza o para no tener que simultanear dos trabajos si no se quiere caer en la exclusión social. Así viven actualmente 36.500 extremeños, con un empleo involuntario a jornada parcial.

Es otro de los datos que queda reflejado en la encuesta laboral del Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra se ha incrementado en 15 puntos con respecto a la última década y ahora los afectados representan el 62% de todos aquellos que no disponen de un trabajo a tiempo completo. En los demás casos, hay otros motivos para estar empleado solamente la mitad de la jornada: estudios, el cuidado de un familiar...

LAS HERIDAS LATENTES / Son las consecuencias de las heridas con las que se está recuperando el mercado laboral.

Por un lado, la precariedad de crear turnos de cuatro, tres o incluso dos horas al día. Es el resultado de dividir un puesto en tres: efectivamente se firman tres contratos, pero con condiciones adversas.

Por otro, los datos vuelven a evidenciar la vulnerabilidad del colectivo femenino. Si en Extremadura hay actualmente 58.800 personas trabajando a tiempo parcial, el 82% son mujeres. De manera que esa involuntariedad perjudica sobre todo a ellas. Otro dato que barajan los sindicatos en esta línea es que el 70% de los empleos temporales y parciales de la región están en manos de mujer.

La comparativa nacional / Extremadura es la tercera comunidad con el porcentaje más alto de trabajo involuntario a jornada parcial, concretamente el 61,9%. Solo están por delante Andalucía, con un 67,6%; y Canarias, con 66,8%. La media nacional se sitúa en el 58%.

Asimismo, en el conjunto del país, el tramo de edad más afectado se sitúa entre los 25 y los 34 años. Si bien el porcentaje más elevado está en aquellos con un nivel de estudios bajo, la incidencia también es llamativa en los niveles medio y alto. Son precisamente los jóvenes de esa edad los que más emigran al extranjero o a otras comunidades en busca de la oportunidad laboral que no encuentran.

La realidad nacional se extrapola a Extremadura, donde el éxodo juvenil es una constante.

Tal y como recoge el propio INE, esta fórmula de trabajo involuntario a tiempo parcial «se puede considerar una forma de subempleo».