Si la Semana Santa cacereña ha decidido enfilar sus pasos hacia el título de Interés Turístico Internacional, la apertura procesional de ayer demostró que de momento se está en el camino adecuado. Cientos de jóvenes --una afluencia superior a la habitual-- se incorporaron a los tres desfiles penitenciales como hermanos de carga o escolta y guardaron el orden durante largas horas, de modo que pasos como La burrina , La Misericordia o Camino del Calvario llevaron hasta tres turnos completos de relevo. El público también sorprendió, con miles de personas formando hileras en las calles una hora antes de la llegada de los cortejos.

El sol acompañó la alegre salida del popular paso de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén , conocido como La burrina , que tardó hasta dos horas en completar la primera mitad de su recorrido. No en vano, llevaba su banda romana, 200 niños con palmas traídas desde Elche (tal y como acostumbra la cofradía de los Ramos desde 1946), noventa hermanos de carga y una larguísima comitiva de la compañía romana de Bolaños de Calatrava. La gente se apostaba en Santa Clara, los adarves y la plaza mucho antes de que siquiera sonaran los tambores, casi agradeciendo la espera bajo un sol primaveral.

Horas después, la cofradía del Nazareno también estaba de enhorabuena, con largas filas de hermanos de carga dispuestos a sacar de Santiago sus dos pasos de la Procesión del Silencio , primero la bella composición Camino del Calvario , y detrás la Virgen de la Misericordia , un esbelto paso coronado por palio de plata de doce varales y tres metros de altura, con largo manto de terciopelo y oro. La imagen estrenó ornamentación floral a base de rosas aqua y claveles blancos, y una toca dorada y discreta. Pero la sorpresa fue la salida del Cristo de los Milagros , primer paso infantil de Cáceres. Se trata de una imagen del XVI que según la leyenda salvó del garrote a dos jóvenes inocentes. Desde entonces se le denomina Cristo de los Muchachos .

Y al anochecer, la cofradía del Amor volvió a demostrar su férreo recogimiento por uno de los recorridos más largos y complejos de la Pasión: la subida desde Santa María a San Mateo por la Cuesta de la Compañía. Pese a ello, los hermanos guardaron un absoluto silencio escoltando al Señor de las Penas , un ecce homo del XVI obra del escultor vallisoletano Pedro de la Cuadra, que estrenó nueva columna, corona de espinas y diseño floral.