Menos de cinco hectáreas y gestionada por un agricultor a tiempo parcial y que tiene actividad en otros sectores. Ese es el perfil de la mayoría de las explotaciones olivareras de ExtremaduraEstas son las conclusiones de la investigación Estudio del sector olivarero y de transformación de la aceituna en Extremadura realizada por José Luis Llerena Ruiz. El sector olivarero ocupa en la región una superficie total de 260.000 hectáreas.Llerena señala entre las conclusiones de esta investigación la necesidad de desarrollar políticas que ayuden a los agricultores a tiempo completo a encargarse de estas producciones y desarrollar otro tipo de incentivos que hagan perdurar el medio rural.Deficiencias del sectorOtra de las deficiencias de las que advierte Llerena es la del mercado tan competitivo que gira en torno al sector transformador de la aceituna en la región. Y es que tras el estudio de las 88 entamadoras extremeñas se ha podido conocer que el 64% de ellas son de carácter privado. "Nuestra industria almazarera produce muy poco aceite de oliva por unidad, sin embargo las entamadoras que existen en la comunidad autónoma produce más aceituna por unidad que la media española, por lo cual es un sector competitivo en el que se debe aplicar muchísimo I+D, para obtener nuevos productos y procesos que lleguen a potenciar y proyectar nuestro mercado", explica el investigador. El desglose por comarcas permite conocer algunos detalles de carácter territorial. Entre ellos que Tierra de Barros es la que tiene mayor olivar con un 20,70% del total regional, o que la superficie del olivar declarado en el 2005 ha ascendido un 12% con respecto a la campaña del 1996. Además, tras conocer las seis variedades de aceituna mayoritaria en la región: Cornicabra, Manzanilla Cacereña, Manzanilla de Sevilla, Morisca, Pico Limón y Verdial de Badajoz, se ha comprobado que la longitud del endocarpo (el hueso) y la forma del fruto son los parámetros más eficaces que permiten al olivicultor caracterizar, identificar y diferenciar unas de otras. El trabajo ha sido dirigido por Carmen Alvarez Tinaut, Inmaculada Garrido Carballo y José Miguel Coleto Martínez, del Departamento de Biología Vegetal, Ecología y Ciencias de la Tierra de la Universidad de Extremadura (UEx). La tesis ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude, según informa la UEx.