Podría haber sido Cáceres o cualquier otra ciudad. Fue cosa del azar. Yorgos buscaba cambiar de vida y en marzo del 2010 desembarcó en la capital cacereña. Entonces la crisis ya hacía estragos en Grecia, pero él mantenía su trabajo en una gran agencia fotográfica. "No estaba afectado directamente por la situación del país, pero quería cambiar de aires y entró en juego la aventura y el amor". Su pareja vivía en Cáceres y cosas del azar, aquí sigue viviendo, aunque no sabe por cuánto tiempo. "No está en mis planes volver a Atenas, pero tampoco me veo aquí porque la ciudad no me ha asegurado mi futuro laboral". Estudió Historia, pero se dedica a la fotografía, aunque reconoce que ese bagaje nunca se abandona y lo plasma en sus proyectos y cursos que imparte en Cáceres.

--¿Qué sintió al llegar a Cáceres?

--Cuando vine por primera vez hubo cosas que me gustaron mucho, como la parte monumental, pero luego es una ciudad pequeña y contenida. Creo que no habría elegido Cáceres si no fuera por amor.

--¿Qué echa de menos?

--Me falta agua, Cáceres es de las pocas ciudades sin río y eso me afecta. También me falta el rollo cosmopolita de Atenas. Por otro lado, aquí he encontrado esa comodidad de ir andando a los sitios y es más fácil ver a la gente. Atenas es caótica, hay que coger mucho el coche.

--Se orientaba hacia la Historia pero se pasó a la Fotografía...

--Cuando acababa el máster de Historia Contemporánea que cursé en Barcelona y Atenas, me di cuenta que estaba hablando de la vida sin estar en ella. Acabando la mili empecé estudios fotográficos como aficionado y me propusieron un trabajo. Ahí empecé. Casi siempre he sido editor y llegó un punto que me planteé ser productor y no trabajar para otros porque tengo cosas que decir y eso coincidió con el cambio en mi vida. Ahora sigo haciendo encargos de revistas griegas, pero ya son escasos, hago publicidad, imparto cursos de fotografía y gestiono proyectos fotográficos con un equipo que formamos en Atenas. Si no existiera internet no estaría en Cáceres porque la ciudad te da poco fotográficamente. Es un sitio muy bonito pero este sector no está desarrollado.

--Hizo la mili, ¿existe aún en Grecia?

--Sí, es obligatoria pero ha pasado de un año y medio a nueve meses. Allí es dura. Te entrenaban para ser guerrero. Grecia ha sido un país muy militarizado por la amenaza de Turquía y la inestabilidad de los Balcanes.

--¿Cómo resume estos tres años?

--Con altibajos, con cosas buenas y malas. La ciudad es cómoda, agradable, me gusta su ubicación geográfica, aunque tampoco se aprovecha mucho, porque es el faro de España como Arizona, Utah o Nevada en EEUU. Me gustan los paisajes, el aire de pasado de la ciudad, pero por otro lado es una ciudad de provincias, poco dinámica y no tiene mucho turismo internacional. No es cosmopolita, tiene pocos estudiantes y es una lástima porque la gente me cuenta que hubo una época que Cáceres era muy viva y cosmopolita, pero al final se ha retirado en su propia concha y eso tiene cosas malas y buenas.

--De las cientos de islas que hay en Grecia, ¿cuál elegiría para vivir?

--No podría vivir en islas pequeñas que solo tienen vida en verano. Quizás me quedaría con la más grande de las Cícladas: Siros. Está dividida entre católicos y ortodoxos y tiene la mayor presencia católica del país. En el norte también elegiría Lesvos o Chios, son una maravilla y tienen actividad todo el año.

--¿Cómo vive la crisis de su país desde la distancia?

--Afecta. Grecia hasta cierto punto ha sido un piloto, adelantándose a lo que está pasando ahora en España, aunque aquí algo más suave porque los sueldos son más altos y queda margen. Las cosas que pasaban en Grecia en 2010 pasaron en España en 2012 y siguen: rescates de los bancos, colapso del sistema financiero, recortes, tasas indirectas que continuamente reducen el poder adquisitivo de la gente. Me preocupa, pero más que no se haga nada, la apatía general. Tanto en Grecia como en España la gente se mueve muy poco, no se está replanteando la situación a pesar de tener un tercio de los activos en paro. Nos obligan a tomar la situación actual como un fallo sistémico que se puede corregir dentro de poco. Mientras aguantamos el sufrimiento y nos callamos hay una élite que sigue haciéndose rica.

--¿Hay prestación por desempleo?

--Sí. Durante un año en Grecia cobras unos 400 euros. El problema es que se contrata a mucha gente en negro y te pueden despedir en cualquier momento.

--¿Qué opina de la irrupción de un partido nazi en la política griega?

--Me preocupa que los griegos lo hayan permitido porque es un país poco chovinista y racista y porque sufrió la ocupación nazi en la II Guerra Mundial. Eso es de tener poca memoria. Es más fácil señalar con el dedo a los inmigrantes y no meterte con el poder que ha creado esa burbuja. Esas ideas racistas y antihumanistas son un problema para el país.

--¿Qué queda de los sabios que gobernaban en la Antigua Grecia?

--Nada. Los políticos cada vez son menos sabios porque son sirvientes de los grandes intereses económicos. Ya no quedan sabios ni en Grecia ni en otros países. Esa historia de Grecia como cuna de la democracia ya es un mito. Quien vaya a allí a ver a descendientes de filósofos y grandes científicos se va a deprimir profundamente.

--¿Es parecido el carácter de griegos y españoles?

--Cada región es diferente, pero en general los españoles son más extrovertidos y juerguistas, los griegos también, pero tienen un lado trágico. Los españoles son más frívolos, viven de manera más superficial; el griego a veces cae en profundidades pensando filosóficamente. Por lo demás, somos parecidos, aunque quizás nos asemejamos más a los portugueses, con ese lado triste.