El grado de amenaza para las especies animales y vegetales ha aumentado en Extremadura en los últimos 15 años debido al deterioro de los espacios naturales. Eso es al menos lo que sostienen en la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, donde señalan al desarrollo de la sociedad como responsable de la situación.

Desde la Administración autonómica afirman que "gracias a las grandes inversiones realizadas en planes de conservación y recuperación" se ha logrado mantener e incluso incrementar la población de las especies más emblemáticas y amenazadas. Sin embargo, admiten que factores como el cambio de usos del suelo, la expansión inmobiliaria, el crecimiento de las infraestructuras o la incapacidad para controlar la contaminación de los ríos constituyen un desafío para la riqueza natural de la comunidad autónoma.

Una de las amenazas que más preocupa a los técnicos es el abandono de la agricultura tradicional. Los cambios de cultivo, la extensión de los regadíos, la intensificación agrícola y ganadera, la aparición de nuevas técnicas de cultivo, el uso de herbicidas y plaguicidas, el abandono de la transumancia, la desaparición del pastoreo y la ganadería serrana "están provocando que algunas fincas se encuentren arrasadas, disminuyan los lugares habituales de refugio y cría de algunas especies y que aumenten la erosión y la contaminación de aguas".

Los responsables de conservación de la naturaleza interpretan que éste es uno de los grandes problemas actuales de la región --que tiene 288.775 hectáreas protegidas repartidas en 53 espacios, según el último informe Europarc 2005 del Ministerio de Medio Ambiente-- y constituye un factor decisivo en la destrucción y fragmentación de los hábitats naturales.

EL PROBLEMA DEL AGUA Otro de los grandes desafíos es el agua. "El deterioro de la calidad de las aguas y la regulación de numerosos ríos afecta a muchas especies. Las grandes obras hidráulicas, como nuevas presas y grandes canales de riego, los encauzamientos de arroyos y ríos, así como los vertidos urbanos e industriales o la desaparición de humedales naturales están limpiando de vida nuestros acuíferos", denuncian. Además, según la consejería, el incremento de sustancias químicas en los cultivos está disparando los niveles de contaminación.

Pero la lista de amenazas no termina ahí. En Medio Ambiente lamentan que "el desarrollo urbanístico descontrolado está invadiendo áreas naturales" y que el incremento de las infraestructuras --como nuevas autovías, carreteras, pistas rurales, canales de riego o futuras líneas de alta velocidad-- "suponen una amenaza para las poblaciones de fauna silvestre, ya que fragmentan los hábitats, aislan a las especies y se cobran la vida de ejemplares que resultan atropellados".

A esto suman las actividades cinegéticas (vallados, tiraderos, cotos intensivos o la suelta de ejemplares), las nuevas formas de ocio y la competencia con especies introducidas, que están cambiando la realidad del campo extremeño, incrementan la presión sobre ciertas áreas sensibles y acaba con las especies autóctonas. "Nosotros trabajamos para que el impacto sea el menor posible, pero también necesitamos de la colaboración y la concienciación de los ciudadanos", señalan en la consejería.