Natural de Valencia de las Torres (1967), María Mercedes Vaquera Mosquero es doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Uex, donde lleva impartiendo docencia dos décadas. Experta en cálculo de costes y gestión, es la primera mujer que preside el Consejo Económico y Social de Extremadura (CES). Compaginó durante diez años las clases en la universidad con la dirección financiera de la clínica sanitaria Clideba.

--Explique sucintamente qué es el Consejo Económico y Social.

--El CES, creado en 1991, es un órgano consultivo del Gobierno de Extremadura en todo lo relacionado con lo económico y social de esta comunidad, teniendo plenos poderes jurídicos y orgánicos para ello. Está integrado por 25 miembros, incluido su presidente, distribuidos en tres grupos de ocho miembros cada uno. Un primer grupo formado por los representantes de las organizaciones sindicales; un segundo compuesto por los representantes de las organizaciones empresariales, y un tercer grupo, que es el más heterogéneo, formado por representantes de diferentes colectivos: consumidores; organizaciones agrarias, Universidad; jóvenes; el mundo financiero regional; la economía social, además de dos expertos. Esta heterogeneidad y pluralidad de los miembros del CES le hacen ser una institución representativa de los intereses sociales y económicos de la sociedad y un foro de participación social y ciudadana, que es tanto como decir que en el CES está representada el conjunto de la sociedad civil extremeña. El CES es un órgano democrático y, como tal, en él quedan representados los intereses de los diferentes colectivos sociales, de tal manera que los diferentes agentes sociales y económicos pueden participar en la política socio-económica regional.

--¿Hasta qué punto son tenidos en cuenta sus dictámenes?

--En base a la experiencia que tengo, he de decirle que el Gobierno sí que los ha tenido en cuenta y han incluido consideraciones y aspectos que este Consejo ha propuesto sobre los mismos. Es por ello por lo que nos sentimos gratamente motivados para seguir haciendo nuestro trabajo bajo cualquier circunstancia, especialmente en aquellos casos en los que hay que emitirlos con carácter de urgencia (en un periodo de 15 días) y donde la dedicación y la premura de tiempo nos obligan a intensas reuniones de trabajo a fin de conseguir un consenso entre las partes. En mi opinión, si no se tuvieran en cuentan, en mayor o menor medida, estos dictámenes, no tendría razón de ser el trabajo desempeñado por los consejeros que conforman el CES.

--¿Si no existiera el CES habría que crearlo?

--Creo que sí. El CES es una institución en la que todos sus miembros trabajan de forma altruista para hacerle llegar al Gobierno de la región el sentir de la sociedad civil y, como he dicho anteriormente, también es una forma de participación de los ciudadanos en la política social y económica. Por tanto, considero que gracias a su composición y a la representatividad de sus miembros, aporta gran riqueza a ambas partes: Gobierno y sociedad, y hace de él una herramienta beneficiosa para el Ejecutivo y para la propia sociedad civil de la región, toda vez que, por medio de sus dictámenes, de su memoria socio-económica e informes a iniciativa propia, les hace los planteamientos que subyacen en el seno de la misma.

--¿Cómo se logra poner de acuerdo a sus integrantes cuando cada sector defiende sus intereses?

--Alcanzar el necesario consenso no es tarea fácil; es más, en algunas ocasiones requiere largos y profundos debates que se afrontan con la altura de miras que la pertenencia a un órgano como este exige, ya que es mediante estas actuaciones con las que se prestigia y enaltece la institución. Obviamente, hay planteamientos, legítimos, de muy difícil conciliación, por lo que a veces son inevitables los votos particulares en los dictámenes. Pero esos votos particulares son la excepción, toda vez que, si se analiza el pasado del CES, la mayoría se han emitido por consenso y, por tanto, por unanimidad. Todos los consejeros del CES tienen un alto sentido de la responsabilidad y de la función tan importante que llevan a cabo, tanto para la sociedad como para los colectivos que representan, por lo que la disposición de los mismos a sacrificar planteamientos en aras de llegar al necesario acuerdo, es una de las facetas a destacar de todos ellos, así como su voluntad para favorecer y facilitar el buen funcionamiento de esta institución.

--Se queja de que tienen muy poco tiempo para elaborar los dictámenes. ¿Sería conveniente que todos los integrantes del CES tuvieran dedicación exclusiva y cobraran únicamente de esa institución?

--Todo tiene su parte positiva y negativa. Si los miembros que configuran el CES tuvieran dedicación plena en el mismo, tendrían más tiempo para hacer y presentar los dictámenes en plazo sin necesidad de agobios. Pero, por otra parte, creo que se perdería una de las principales ventajas que presenta el CES con respecto a otras instituciones y es ser una correa transmisora de información entre el Gobierno y la sociedad civil, de tal manera que si sus miembros no tuvieran el contacto diario que tienen con los colectivos que representan, no serían tan conscientes de los problemas que subyacen en el seno de los mismos. Por esta no dedicación plena y por el sacrificio de tiempo y dedicación que supone formar parte del CES, es más meritoria la aportación personal de los consejeros.

--¿Se le ha quejado algún integrante del CES de haber recibido presiones para dictaminar favorablemente alguno de los asuntos que han abordado?

--En ningún momento. Todos los miembros del CES sabemos que la única fórmula que existe para que esta institución funcione es manteniendo las diferentes posturas representadas en el mismo, libremente pero leales a los planteamientos de cada uno de los colectivos representados, y eso solo se consigue manteniendo nuestra independencia a la hora de tomar las decisiones.

--¿Es más difícil tomar decisiones en época de crisis que de bonanza?

--Por supuesto que sí. Las situaciones de crisis son más conflictivas para todos y en todos los ámbitos, y sobre todo cuando las decisiones que se vayan a tomar tengan referencia con la situación económica. En épocas de bonanza, no hay que administrar ni que tomar decisiones sobre recursos muy escasos, lo que permite más margen de maniobra.

--Usted es especialista en costes y su tesis doctoral versó sobre cómo es posible ahorrar sin que haya merma de la calidad sanitaria. ¿Son siempre los usuarios quienes pagan esos costes, o al menos los que más los soportan?

--En ocasiones esto es como afirma, es decir, que son los usuarios los que asumen esos recortes o la disminución de recursos, pero no creo que tenga que ser así. Hay otras alternativas. En mi tesis doctoral expuse un modelo de cálculo y gestión de costes que permite una mejor asignación de los recursos sanitarios mediante un control más detallado de los mismos, de tal manera que permite disminuir los costes sin necesidad de reducir ni menoscabar la calidad de la asistencia. Como en cualquier otro sector, una buena gestión de los recursos escasos permite que con la misma cantidad de recursos se puedan obtener mejores resultados y de más calidad.

--¿No cree que con tanto ajustar costes estamos tirando por la borda el estado del bienestar que habíamos logrado y que hay fórmulas alternativas para evitarlo?

--Estoy convencida de que el estado del bienestar que hemos conseguido es lo suficientemente sólido como para poder salir de esta crisis. Creo que la sanidad o la educación, por citar algunos ejemplos, aunque se vean, como se están viendo, afectados por esta crisis que estamos sufriendo, son lo suficientemente estables para poder salir de ella sin que tengan que ser tirados por la borda.

--Aprovechando sus conocimientos en Economía quisiera preguntarle que si el modelo keynesiano está funcionando en otros países, ¿por qué aquí no?

--Según este modelo, el problema que tenemos con este sistema es que en ocasiones la producción es inferior a lo deseable y por eso se produce desempleo. Al existir desempleados no adquieren bienes y servicios y las empresas no contratan a más gente porque no hay suficiente demanda. Keynes lo que propone es aumentar el gasto público, de forma que aumentando el gasto publico se aumente el empleo, el cual a su vez vuelva a crear empleo hasta volver a alcanzar otro punto de equilibrio. Comparto con Keynes que es necesario aumentar el empleo, pero no considero que tenga que ser necesariamente el empleo público. Creo que es necesario que el sector privado sea el mayor promotor en la generación del empleo, no solo las empresas, sino también las personas individuales. En estos últimos tiempos, está muy de moda todo lo relativo a los emprendedores; no se deja de hablar de ello especialmente en el mundo de la economía, y considero que puede ser una gran alternativa a la hora de disminuir el desempleo. Además, es muy positivo que los jóvenes sean conscientes de que ellos mismos pueden ser sus propios empleadores, y que la solución a su situación está en sus manos. Entiendo que tengan miedo al riesgo y a lo desconocido, pero también sé que, pasados esos primeros momentos de temor, todos aquellos que se animan a crear sus pequeños negocios, de más o menos tamaño, no se arrepienten en absoluto.

--¿Qué futuro tiene Extremadura, dado la alta tasa de paro que tenemos y la escasa inversión exterior? ¿Debemos fiarlo todo a las exportaciones, como se está insinuando?

--Como he comentado antes, creo que hay que apostar por todo lo que tenemos en nuestra tierra e invertir en nuestra tierra, en nosotros mismos, por lo que debemos ser emprendedores de nuestras empresas y de nuestra riqueza, sin tener que esperar a que vengan de fuera a salvar a nuestra región ni a los extremeños.