Abarrotadas estuvieron ayer todas las calles placentinas por las que pasó la comitiva de Melchor, Gaspar y Baltasar y especialmente la plaza Mayor, acordonada con vallas para facilitar el desfile. Cientos de niños desafiaron al frío para ver en persona a Sus Majestades, que llegaron a la plaza a las ocho de la tarde, una hora después de haber salido del complejo universitario.

Recorrieron la avenida Juan Carlos I y la calle del Rey hasta llegar a la plaza y lo hicieron en tres carrozas decoradas con motivos orientales y acompañados por más pajes que nunca. Unos iban junto a los propios Reyes Magos, tirando caramelos a diestro y siniestro y otros 40 --niños elegidos en los distintos barrios de la ciudad-- en otras dos carrozas desde las que lanzaban serpentinas, y más caramelos, 2.000 kilos en total.

2.000 GLOBOS Y UN LASER Sus Majestades y la alcaldesa no faltaron a la tradición de dirigir unas palabras a los niños desde el balcón del ayuntamiento para después seguir su camino por la calle Zapatería. Fue el final de una tarde que comenzó con un espectáculo de animación, imagen y sonido (hasta 3.000 watios) para entretener a los niños hasta la llegada del desfile.

Una veintena de figurantes del grupo Funámbulus se disfrazaron de personajes de fantasía y circo como tortugas gigantes, zancudos, duendes o camelleros saltarines para divertir a los más pequeños mientras los globos, 2.000 pequeños y otros 200 gigantes de helio, y un espectacular láser de luz daban aún más colorido a la tarde.