Ni por su resistencia, ni por los daños sobre el ecosistema, el helecho del agua y el camalote se pueden comparar. Mientras el jacinto de agua es difícil de eliminar, prolifera con mucha rapidez y facilidad, y aniquila el ecosistema de agua porque impide que entre la luz; el helecho, que mide apenas un centímetro y sus raíces poco más de cinco, permite pasar la luz salvo en casos muy agresivos (cuando supera el 30% de la superficie de agua), por lo que no amenaza a las especies que viven en el río siempre que no lo tapice por completo.