La consejera de Cultura de Extremadura, Trinidad Nogales, afirmó ayer que espera que la Justicia "aclare los puntos negros" de la gestión del Festival de Teatro Clásico de Mérida durante la etapa socialista, tras la imputación de dos exaltos cargos del PSOE por supuestos delitos de estafa y malversación.

Como informó ayer este periódico, tres Juzgados de Mérida mantienen abiertos cinco procedimientos penales en relación con la gestión del citado festival entre 2006 y 2011 en los que figuran como imputados el exgerente del certamen Pedro Salguero y el entonces secretario general de la Consejería de Cultura Agustín Sánchez Moruno, de un total de cinco personas.

Para Nogales, se demuestra que la vía judicial "está dando sus frutos" y desea que finalmente "queden aclarados los puntos negros" que se ciñen sobre la gestión económica del certamen en aquella época. "El festival estaba en quiebra cuando llegó el PP al Gobierno extremeño", advirtió la consejera. A preguntas de los periodistas, la consejera recordó que cuando el PP llegó se encontró con un Festival de Mérida "en quiebra", por lo que configuró una "hoja de ruta" para "garantizar" su viabilidad, además de poner en conocimiento de los juzgados "irregularidades en la gestión". Sobre la decisión de denunciar las presuntas irregularidades, Nogales señaló que "la vía legal había que abrirla puesto que somos un gobierno responsable", y destacó que "y ya está dando sus frutos, por tanto ahora las personas que ostentaban la responsabilidad tanto en el consejo rector como en los distintos órganos de gestión del festival deben responder ante la justicia", aseguró.

En esta misma línea, Nogales mostró el "respeto" del Ejecutivo regional por los "tiempos judiciales, que son los que son", y también por el dictamen de los tribunales, que tendrán que solicitar las "pertinentes responsabilidades a cada una de las personas que gestionaron el festival en el pasado, y que queden aclarados todos esos puntos negros en la gestión del festival, en la que hay responsabilidades técnicas, pero también políticas, evidentemente".

La consejera recordó que su Ejecutivo tuvo que actuar en tres ámbitos para corregir la situación: el artístico, "con la designación de un director profesional"; el económico, "con un préstamo" que permitiera aliviar las cuentas, y el judicial, con la interposición de las denuncias por la vía penal.

VALORACION DEL ALCALDE Por su parte, el alcalde de Mérida, Pedro Acedo, manifestó que el Festival de Mérida "era una vergüenza como se estaba gestionando, y no precisamente por lo que se viera, sino por el sectarismo para una serie de amigos". En este sentido, el alcalde recordó que "no me salí de la última presentación del Festival --en la última etapa socialista-- por educación" y añadió: "Lo más importante culturalmente, de Extremadura y de Mérida, lo tenían hecho unos zorros en todos los sentidos".

Las diligencias penales se siguen en virtud de la denuncia que presentó Pedro Blanco, actual gerente del festival, ante la Fiscalía Superior de Extremadura, que dio traslado de la misma a los Juzgados de Mérida al considerar que los hechos denunciados "podían ser constitutivos de varios delitos". De hecho, la Consejería de Cultura figura como denunciante junto a otras acusaciones particulares, así como la fiscalía. En la denuncia se pone de manifiesto que la deuda del festival hasta el 27 de febrero de 2012 era de 3,5 millones de euros a los que habría que sumar 605.980 euros que se adeudaban a la Agencia Tributaria de la inspección realizada de los ejercicios 2008, 2009 y 2010.

El escrito recoge, asimismo, una serie de actividades que "podrían ser delictivas" como el abono a cargo de las cuentas del festival de una multa por exceso de velocidad de 300 euros impuesta a Salguero. En su declaración, el exgerente también admitió haber pasado al festival el cargo del abono de copas en un pub de Mérida, concesiones a empresas amigas sin concurso y sin que realizaran los trabajos por la que se les habían adjudicado de palabra o contratación de familiares. Además, se le ha requerido para que devuelva la CPU de un ordenador que se llevó cuando dejó de trabajar en el certamen y que contenía información económica sobre el Festival.