El Reglamentazo´. Así es como han bautizado los miembros de la Federación Extremeña de Caza al nuevo Reglamento de Armas que el Ministerio del Interior tiene previsto aprobar en breve y que podría suponer la retirada de 65.000 escopetas solo en la región. La prohibición de usar armas semiautomáticas con cargadores móviles con capacidad para más de tres tiros --las más comunes--, la limitación a ocho del número de rifles permitidos, la restricción absoluta del calibre 22, retrasar dos años más el acceso de los menores a los permisos o que estos se puedan revocar por una mera infracción administrativa son algunos de los cambios que contiene.

Cambios que según el presidente de la federación, Rafael Domínguez, "supondrían que más del 60% de los rifles y escopetas que los cazadores poseen en la actualidad, de una forma totalmente legal, queden prohibidos".

El Ministerio del Interior hizo público el borrador de la polémica norma hace aproximadamente un mes. La Federación Española de Caza denunció entonces que había solicitado información al respecto y que este había negado que estuviera trabajando en un proyecto de estas características, pero lo cierto es que el día 27 se cerró el plazo para presentar alegaciones.

El proyecto queda por tanto más cerca de ser una realidad, a pesar de que aficionados y empresarios del sector consideran que es demasiado restrictivo y uno de los más imperativos de Europa. Dicen que pone tantas trabas a la adquisición de un arma que los aficionados irán dejando el deporte y por consiguiente, "a más personas en el paro". Así lo cree Domínguez, que además señala que Extremadura será una de las regiones más afectadas por el elevado número de cazadores.

POLEMICA SERVIDA Sin duda, el punto más polémico que recoge el reglamento es la prohibición de las armas semiautomáticas con cargadores móviles con capacidad para más de tres tiros. Ignacio Udaondo es armero y señala que este tipo de arma "es la que más se vende con diferencia. Cuesta entre 700 y 1.300 euros y puede haber una y media por cazador". De momento, afirma no haber notado un descenso en las ventas de este tipo de armas, pero se muestra en contra de la ley. "Ya bastante tenemos con la crisis", señala. El Convenio de Berna ya limitaba a tres los cartuchos que pueden utilizarse para la caza --uno en la recámara y dos en el cargador--, pero no para otros fines deportivos.

Por todo ello, no solo son los cazadores los que no aprueban esta norma, también han protestado los militares y la Policía Local. Los primeros, porque no se reconoce la licencia A para los soldados --sí para el resto de las Fuerzas Armadas-- y los segundos, porque se consideran discriminados al no poder tener el mismo número de armas que la Policía Nacional o la Guardia Civil.