A pesar de las múltiples campañas informativas, de la multa de 150 euros, de la retirada de los tres puntos del permiso de circulación y, sobre todo, de que las distracciones al volante son uno de los motivos que más accidentes provocan --el 40% de los incidentes con víctimas mortales en las carreteras españolas en lo que va de año--, hay muchos extremeños que siguen utilizando el móvil y otros aparatos como el GPS o los auriculares cuando conducen, con el riesgo que ello supone para su seguridad, ya que multiplica por cuatro la probabilidad de sufrir un accidente. Y lo hacen cada vez más. Al menos así se extrae de los datos de la última campaña de control del uso del móvil al volante de la Guardia Civil, comparados con la del año pasado.

Durante los catorce días en los que se ha desarrollado este año, entre el 9 y el 22 de noviembre, se han sancionado a un total de 175 conductores, lo que supone el 8,5% de los 2.035 vehículos que han sido inspeccionados; mientras que el año pasado, en el que la campaña ocupó todo el mes de noviembre, fueron denunciados 194 personas, el 4,5% de los 3.983 automóviles que fueron analizados.

Del total de sanciones registradas en la última campaña, la mayoría se corresponden con la utilización del teléfono móvil mientras se conduce, en concreto 139. Además ha habido 13 casos por la utilización de auriculares conectados a aparatos de audio distintos al teléfono, y otros 7 por manipular la pantalla del GPS mientras se está circulando. Las 16 denuncias restantes son por diversas infracciones que provocan distracción en la conducción.

MANOS LIBRES Según los datos facilitados por el Ministerio del Interior, este año se ha producido además un aumento en la utilización de equipos dotados con manos libres para hablar por el teléfono mientras se conduce, en concreto en un 24%. Se trata de un sistema que, si bien no está prohibido, su uso no es recomendado debido a que puede provocar una distracción en el conductor y causar un accidente. Los expertos advierten que la utilización del manos libres reduce la capacidad de concentración necesaria para conducir, de tal modo que, a una velocidad constante, el tiempo de reacción es mayor o la distancia de seguridad no es suficiente.

A modo de ejemplo, un vehículo que circula a 120 kilómetros por hora recorre 100 metros en tan solo tres segundos. Es decir, que durante una distracción que dura tan corto espacio de tiempo el vehículo recorre un centenar de metros en los que el conductor no ve lo que tiene delante.